Extraña conexión

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Jung Shiwoo...
¿Bonitos ojos?
¿Bonita sonrisa?
Para nada.














































¿La fecha? Algo de mayo del presente año; habían pasado justamente dos días desde el acontecimiento que casi le costó la cabeza a Lee Minhyuk y la cabellera a Jung Shiwoo.

Los ánimos en aquella casa estaban decaídos y la gente yacía de cabeza, patas arriba estaba toda aquella familia, la cual, indecisa e insólita trataban de tomar una buena decisión pese a los hechos.

Al final las cosas culminaron igual: un chico que disfrutaba de comodidades sin trabajo y uno que perdía la cabeza pese a la ignorancia.

La brisa golpeaba los ventanales de aquella bonita y lujosa vivienda. Lee Minhyuk relucía en un rincón de aquella cocina, botando en el cesto de basura los residuos que quizá alguno de sus hermanos dejó, el azabache limpiaba el comedor, y lavaba para luego enjuagar aquellos trastos, colocándolos en el trastero donde la última tarea se llevaría a cabo.

- Haz esto, haz lo otro. -Mencionó el chico, pasándole encima un trapo a una hoya gigante que acababa de lavar.-

- Cenihyuk. -Se quejó, haciendo referencia a esa película de niños que sus hermanos habían visto infinidad de veces.-

Lee Minhyuk era un jóven algo flojo y sucio en cuanto a la limpieza, por ende, cuando se negó a visitar ayuda para reparar su relación con un invitado y desconocido, su madre no vió más remedio que llenarle de tareas pesadas.

- Trastos, camas, libros, trapear el piso... -Enlistó el chico, llevándose una mano al rostro para tratar de recordar el último punto.

- ¡Y asear la pecera! -Gritó como loco, recordando luego, que aquella tarea le pertenecía a un estúpido de greñas de muñeca vieja color rojo.-

Cuando por fin pareció aparecer la libertad para aquel chico, una enorme y pacífica sonrisa le invadió, sonreír que no duró mucho.

- ¿Por fin terminaste? Bueno no importa, Minhyuk. Por cierto ¿Tu punto de vista acerca de buscar ayuda sigue siendo el mismo?

De una madre se oyó, la cual, recargada de la barra -que separaba la cocina de la sala- divisaba a su vástago.

- ¿Tengo cara de que quiera cambiarlo?

Respondió Minhyuk de un modo grosero, lo cual ameritó un resoplar de la madre.

__ Bien, pero talvez quieras. A propósito, tu amigo llamó.

Mágicamente, dos piernas que se disponían a moverse, quedaron quietas por orden del corazón del chico.

- ¿Wonho? -Se escuchó de Minhyuk, el cual, hacía clara referencia a ese apodo tan único que había adquirido su mejor amigo, una larga historia.-

- Sí, él, como se llame. Llamó y me pidió muy amablemente venir a nuestra casa, mencionó algo acerca de un trabajo final que deben comenzar a planear, y como te has portado demasiado bien Minhyuk, decidí aceptarlo.

Aquello dejo con la bocota abierta al chico, el cual, intentó decir algo para disculparse y comenzar de nuevo con su madre, pero la femenina continuó.

- ¿Sabes cariño? Temo que puedo cambiar de opinión.

- Lo siento. -Murmuró el chico, realizando incluso un par de reverencias para tratar de recuperar las decisiones de su madre.-

- Lamento haber hablado de forma incorrecta Mamá, en verdad lo lamento, haré lo que sea, pero por favor déjame comenzar con mi trabajo para la escuela.

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