Sus labios se entre abrieron dejando salir aire, un aire escaso que dejaba ver desesperación y angustia, Chae Hyungwon miró a todos lados con preocupación, varado a mitad de una carretera solitaria y seca en donde acababa de tener un mínimo accidente.
- 119 ¿Cuál es su emergencia?
- Sí, yo, acabo de sufrir un percance en la carretera Dusuh.
- ¿A qué kilómetro?
- Kilómetro diecinueve, sí. -Respondió el chico, luego de buscar por todas partes ese señalamiento. - ¿Hay alguien herido?
- No, ya se lo dije, el auto dejó de funcionar, no pasó nada más, no hay heridos y soy el único involucrado.
- ¿A qué kilómetro dijo?
- Dios mío, kilómetro diecinueve ¿Podría mandarme ayuda pronto por favor? Voy tarde a una entrevista de trabajo.
- Está bien, sólo quédese allí, enviaré una grúa.
- Pero señorita... ¿Está segura? Es la quinta llamada que hago.
Un ligero sonidito se escuchó, provocando que el jóven gritara como loco.
- ¿Señorita? ¡Señorita!
De sus labios volvió a salir un aire frío, y mientras bufaba y mostraba todo su enojo contra el asiento de su coche, las soluciones parecían no llegar.
- Vaya mierda.
Por si fuera poco, su celular estaba a punto de apagarse, la batería no era suficiente y el frío y la oscuridad a su alrededor no ayudaban.
¿Qué tanta mala suerte debías tener para estar en una situación parecida?
El castaño se cuestionó, una y otra vez, conforme el reloj en su brazo izquierdo avanzaba y una melodía sonaba en la radio.
- Pam... Param, pam. -Susurró moviendo ligeramente la nuca, bailando al no encontrar solución. - Tarara, rara.
Apoyo su cabeza sobre el claxon, sobresaltándose con el sonido que él mismo creó, llegando una idea loca a su cabeza.
¿Y por qué no hacer ruido de esa manera? ¿Por qué no lo pensó antes?
Hyungwon pronto presiono aquella bocina, creando un sonido hueco en aquella carretera que parecía no tener fin, en aquella jodida y maldita carretera vacía, haciendo ruido como nunca en su vida, pero la solución fue nula.
- Maldita sea, todo tiene que pasarme a mí, es increíble, por Dios.
Sus quejas parecían ser incluso más fuertes que el sonido del claxon, pero qué más daba, estaba completamente solo, rodeado de pastizales y piedras que no podían quejarse, sin embargo, mientras cogía el teléfono en la que parecía ser su última llamada y oportunidad, la solución le cayó de los cielos.
Un segundo auto se estacionó detrás de él, echándole las luces un par de veces para llamar su atención, pero Chae no lo comprendió, creyendo que se trataba de un asalto, un loco maniático o algo por el estilo, permaneció fijo en su asiento, tragando la poca saliva que le quedaba cuando pisadas hicieron aparición.
- Hey, buenas noches ¿Puedo ayudarte?
- No, y no me haga nada por favor, me quedé varado, sólo quisiera ayuda, pero por favor n...
El castaño ni siquiera pudo completar aquella frase, pues el desconocido debajo del coche se quedó en silencio, observando la extraña situación: un paranoico que no quería ayuda.
- Tus llantas traseras están atascadas ¿Lo sabías?
- Ehm yo... Sólo sé que no avanza, no tenía idea.
- Bueno, si quieres puedo ayudarte empujando o algo por el estilo, por la pinta que tienes... -El desconocido se apoyo de aquella ventana que los separaba, sonriéndole al chico en apuros. - Pareces ir tarde a algo.
- Sí... En realidad sí.
- Entonces ¿Te echo una mano?
Hyungwon asintió, sin embargo, su desconfianza y temor eran enormes, tan enormes, que pronto salió del auto siguiendo al desconocido a la parte trasera, no sin antes encender las luces.
- Creí que serviría de ayuda. -Emitió Hyungwon al estar frente a ese joven desconocido, recibiendo una pequeña risa, vaga y contagiosa que se perdió por allí. - No tienes que ocultarlo, descuida, también tendría miedo si los papeles fueran al revés, pero realmente no tienes por qué temer.
- ¿Y... cómo sé que no eres un asesino?
El desconocido carcajeó una vez más, extendiendo una de sus manos en forma de saludo.
- Ya te habría matado ¿No crees?
- No lo sé, no sé cómo funciona la mente de los asesinos. -Respondió Chae decidido, cogiendo esa cálida mano que le lleno de insectos hasta el alma, que le hizo sentir ese puto clik. - ¿Y... Cuál es tu nombre?
- Mi nombre...
La interrupción se hizo presente, pues de pronto un tercer automóvil entró en escena, tirando las luminosas luces, brillantes y estúpidas sobre sus rostros, logrando que ambos se quejaran por el dolor, no obstante, ese jodido clik que sintió Chae Hyungwon se volvió más fuerte, se volvió más intenso al ver el lindo rostro de quien pretendía ayudarlo.
Sus perdidos y atontados ojos detallaron cada facción ajena, esos ojos luminosos y llenos de vida, esa bonita sonrisa y la humildad que había sólo en una mirada.
Su pelirrosa cabello cayendo suave, frágil y perfectamente en su frente, cubriendo un poco de su visibilidad, quizá, dos ojitos pequeños, oscuros, negros, mejillas redonditas, suaves y una barbilla que le daba una bonita forma a ese bonito rostro.
Por si fuera poco, ese adorable chico sólo portaba un pequeño poleron pegado a su cuerpo, dejando ver una cintura marcada y unos grandes brazos.
- Al parecer fuí de buena suerte ¿No crees?
- Sí... Tú, Yo... Ahg... -Tartamudeó, sintiendo como el calor entre sus manos se desvanecía y el como su corazón le pedía correr hacia él.
- Hola ¿Usted hizo la llamada?
Hyungwon quedó mudo en su sitio, mirando como a lo lejos aquel que decidió ayudarlo, daba informes sobre su situación, el como incluso en esa situación, continuaba brindándole ayuda.
Fue una noche bastante cansada y loca en realidad, Chae no se enojaría más, había perdido la oportunidad de entrar a esa gran empresa, un gran trabajo y un enorme puesto ¿Pero qué más daba? Las cosas sucedían por algo y sabía con claridad que por algo seguía varado a mitad de la carretera, tomando asiendo en la fría acera conforme su auto era removido con una grúa.
- ¿Sabes si estoy cerca de Incheon?
Cuestionó a su ángel de esa noche para romper el iceberg, recibiendo una risa como respuesta.
- No eres de aquí ¿Cierto?
- ¿Por qué lo dices?
- Algún idiota te mintió o lo hizo para perderte, vas en camino contrario.
- Mierda.
Ante aquello una risa volvió a escucharse, una risa que pronto contagió al castaño que embobado miraba a su acompañante, con el cual miraba las estrellas pidiéndole al cielo su auto jamás saliera de entre el espeso lodo, pidiéndole al cielo sólo un momento más.
- Por cierto, llevamos quince minutos aquí y ni siquiera sé cuál es tu nombre.
- Chae Hyungwon, mucho gusto, ¿Y tú eres?
- Lee Hoseok, un gusto.
Ambos sonrieron, Hyungwon porque acababa de enamorarse como un jodido idiota a primera vista y Hoseok porque aquel tipo era extraño y desconfiado, una bonita combinación, muy bonita.
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❝ 𝒟 𝐸 𝒜 𝑅 𝐿 𝒪 𝒱 𝐸 ⚘ 𝒦 𝐼 𝐻 𝒴 𝒰 𝒦 ❞
FanfictionLa historia nos narra a un chico de apenas veinticuatro años, Lee Minhyuk, tipo angelical, con amistades, dinero, clase y atención, vida placentera y aburrida de vez en cuando, claro está, ello hasta encontrarse casualmente con un bajito de hermosa...