𝙌𝙪𝙞𝙢𝙞𝙤𝙩𝙚𝙧𝙖𝙥𝙞𝙖 | 𝙨𝙚𝙘𝙘𝙞ó𝙣 𝘼

256 15 25
                                    

"¡Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibieran consolación!"
Mateo 5:4

🌻

Sintió el último pinchazo y la enfermera se retiró, no sin antes exclamar "Cuidate, querido". Notó los hematomas de sus quimioterapias semanales y como su vida se escapaba con cada mísero suspiro que daba. Sin embargo, sonrió con el dolor latente en su pecho y siguió tal como había hecho a lo largo de su vida. Pero si iba a morir, más vale morir feliz.

Sentado en la camilla, con un sabor amargo en la boca y una sonrisa falsa, oyó un sollozo ahogado a su cercanía.

Él era Joseph Francis Mazzello III. 《Joe》en la simpleza.
Joe era un joven de veintisiete años, de tez blanca y cabello castaño rojizo. Tenía una nariz grande y una sonrisa magnífica, de esas que iluminan habitaciones en la mayor penumbra. Conservaba ese aire alegre y divertido (que en cierta parte, le había sido arrancado). Él era un gran bailarín, un ávido escritor de cartas sin entregar, sabía reparar corazones y escuchar era su especialidad. El hombre más amable del mundo. No obstante, aún así conservaba la voz firme y resonante, pero nunca la levantaba.

Joe había sido diagnosticado con leucemia hace nueve meses. Aún lo recordaba. Como el doctor lo miró de manera lastimosa y murmuraba un 《¿Lo entiendes, Joe?》 Cada escasos segundos. Esa noche lloró todo lo que no había llorado en el transcurso de su corta vida.

¿Por qué las cosas malas le pasan a la gente buena?

Un alarido lo despejó de sus pensamientos, le agradeció al cielo por ese grito o sino se ahogaria en su miseria.

Dirigió la vista hacía su derecha, cruzando los hemisferios, detrás de la cortina, una joven lloraba desconsoladamente mientras releía una y otra vez un papel blanco en sus manos. Aspiraba aire cada cortos lapsos de tiempo en señal de ahogo; ella negaba y temblaba. 《¿por qué?》 Murmuraba.

El joven tragó con incomodidad. No obstante, se levantó de la camilla con cierta dificultad y dolor en sus huesos y se encaminó hacía ella. Al llegar, ella lo ignoró y él se colocó en cuclillas junto a la joven. Carraspeó y habló

_ Hey ¿Qué ocurre? ¿Por qué lloras?

Ella negó mientras sorbía su nariz_ Olvidalo, no es nada

_ Estás llorando...

_ ¡Que observador! _Renegó con amargura

_ No me dejaste terminar. . Te ves mal ¿qué te tiene así?

La muchacha le dirigió una mirada cruel, nada más que por despecho. Tenía los ojos rojos por el llanto y sus iris eran de color celeste, como un cielo transparente.

_¡¿señor, como reaccionaria si le entregan un maldito papel que dice 《Felicidades, bruja, tienes cáncer y una esperanza de catorce meses de vida》?! _ espetó con rudeza

_ Bueno... reaccioné de una manera un tanto más violenta, no te lo recomiendo

Ella rió entre lágrimas _ Lo siento. ¿Leucemia también?

Él asintió _ ¿crónica?

_ Linfocítica crónica_ dijo mientras secaba sus lágrimas _ ¿Y tú?

_ Aguda_ respondió con amargura _

Él se sentó junto a ella, mientras le entregaba un pañuelo de su chaqueta y ella aceptaba dolida.

𝐓𝐡𝐞 𝐟𝐞𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐩𝐢𝐥𝐥𝐨𝐰 | 𝐉𝐨𝐞 𝐌𝐚𝐳𝐳𝐞𝐥𝐥𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora