Cuando nuestras manos se encuentran

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Hoy, en un evento

"Él está aquí" dijo ella.

Desde hace un par de años no han podido verse. Sus agencias han hecho de todo para mantenerlos ocupados, de esa manera no llamarían la atención en público, como la última vez. Hay que evitar las locuras en las redes sociales.

"¿De quién hablas?" Le preguntó su asistente.
"De él. Él está aquí".
"Ustedes dos me dan miedo. Alex y yo estamos traumatizados con estas sensaciones de ustedes. ¿Cómo rayos sabes que está acá?"
"Solo lo sé. Todo mi cuerpo lo sabe".
"No puede ser, Yue. Nunca permitirían algo así, todos tenemos órdenes estrictas de evitar que ustedes se encuentren en público. Ya somos expertos en esto".
"¡Já! ¡Como si no lo supiera! Pero algo pasó, alguien cometió un error".
"¿Estás segura? Podrías estar engañándote a ti misma".
"¡Que no! Te digo que lo sé. Él está aquí".
"¿Y dónde está?"
"Quizás acaba de llegar", dijo ella suspirando.

En las afueras del lugar

Dylan se baja del auto y se acerca a la entrada. De golpe se paraliza frente a la puerta perturbado.

 De golpe se paraliza frente a la puerta perturbado

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"¿Qué pasa?", pregunta Alex.
"¿Cómo es posible?"
"Si no me dices, no sabría decirte ni qué ni cómo es posible. Todavía no leo mentes", contesta sonriendo con picardía.
"¿Es posible que ella esté aquí?"
"¿Ella, ella? No puede ser. Imposible. ¡No dejarían que eso pasara ni por error!"
"Yo sé, yo sé. Pero algo pasó y ella sí está aquí, ahora".
"Ustedes dos y sus cosas, me dan miedo..." dijo Alex recordando cuántas veces habló con la asistente de Yue de esta extraña conexión, esta obsesionada dependencia que tienen el uno con el otro.

"De verdad, ¿cuándo vas a superarlo? ¿Hace cuánto que ya no se ven?"
"Exactamente: 2 años, 1 mes, 4 días, 7 horas y 38 minutos", contesta Dylan mirando al reloj.
"¡Por favor! Es ridículo, ya basta", exclamó Álex tratando de hacerlo entrar en razón, pero muy consciente del dolor de Dylan.

Nunca lo voy a superar, pensó él en ese instante.

Alguien los llama desde adentro, los están esperando. Pero Dylan no logra mover un músculo, ni logra pensar en otra cosa que no sea ella. Alex lo hala para adentro:

"Vamos a entrar. Espero que no tengas razón esta vez".

Tengo razón, en esto no me equivocaría.

Después de un rato adentro...

Después de un rato adentro

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Yue habla con alguien. Está distraída, ansiosa, no puede dejar de pensar que hoy quizás logre verlo después de tanto tiempo. ¿Cómo se supone que me tengo que comportar? ¿Qué le digo? Aunque quizás no nos veamos, el lugar está lleno de gente, la música es ensordecedora y la luz es casi inexistente. Quizás... Quizás ni lo vea...

De pronto siente algo, un roce, una descarga eléctrica... Es su mano... Mira hacia abajo y observa cómo su mano se mueve hacia adelante lenta y suavemente, como siguiendo a alguien. Un escalofrío viaja desde la punta de sus dedos, recorre su brazo y llega a erizar la piel de su cuello y cabeza. Levanta los ojos asustada, es él. Le tocó la mano, como por casualidad, mientras caminaba y hablaba al lado de otra persona. Ella mira fijamente cómo él se aleja sin poder moverse, sus piernas no responden, le falta el aliento. Abre y cierra los ojos incrédula, porque, aunque lo presentía que él estaba ahí, sin verlo no tenía la certeza. De golpe él se voltea y la mira, sonriendo con los ojos brillantes. Al cruzar las miradas, ella siente otra descarga eléctrica recorrer todo su cuerpo. Esa sonrisa de él es para ella. Esa es MI sonrisa, piensa y se sonroja. Solo sonríe de esa manera en presencia de ella, y ambos lo saben.

Unos segundos antes...

Tenemos ya una hora acá, ¿por qué no la veo? La he estado buscando por todos lados. TIENE que estar aquí.

Dylan no podía encontrarla y se estaba poniendo nervioso. Alex nota su frustración y se acerca.

"Voy a buscar la lista de invitados, así salimos de esta duda. Vas a ver que no está. De seguro tu mente te está engañando solo porque sabes que ella también representa a esta marca".

Alex se va a buscar la lista. Empieza a recorrer los nombres y de repente queda boquiabierto: ¿Cómo es posible que Dylan haya tenido razón? ¡Ella está acá! ¿Cómo lo sabe? Se me pone la piel de gallina de solo pensarlo, no es humano. Esto no puede ser normal.

Empieza a caminar de vuelta hacia Dylan rascándose la cabeza... ¿Cómo se lo digo? Ay, voy a decirlo como si nada: 'Dylan, pues resulta que tenías razón, ¿quién lo iba a pensar?' No, no, se va a poner más nervioso todavía. Ve a Dylan, quien está a punto de tener un ataque de histeria, buscando a la pequeña mujer en esa marea de gente, en la oscuridad y confusión del lugar...

"Pues... Mmm... Tenías razón, ella sí está en la lista".
"¿Ah? ¡¿En serio?! ¿Lo ves que no estoy loco?"

Dylan estaba hasta cierto grado sorprendido, deseaba haberse equivocado esta vez. Pero ahora lo único que quería hacer era encontrarla.

Empieza a buscar, a mirar con cuidado cada rostro, cada persona, a medida que la luz parpadeante lo permitía. De repente su corazón da un brinco. Se paraliza. Empieza a sentir un hormigueo en sus manos, como si la circulación ya no llegara bien a sus brazos. ¿Qué le voy a decir? No nos vemos hace tanto tiempo. ¿Cómo pude permitir que esto pasara? Tenemos un año sin hablar y dos sin vernos... ¿Por qué? ¡¡¡Estamos CASADOS, por el amor de Dios!!!

Está a pocos pasos de ella, su corazón se acelera, pero alguien lo detiene para hablar y tomar una foto. Sonríe con educación y escucha distraído...

"Camina conmigo, Wang He Di. Quería hablarte de los eventos que vienen".
"Ajá..." contesta Dylan sin quitarle la mirada a Yue, quien todavía no lo ha visto.
"El próximo mes vamos a viajar a.…"

Se están acercando cada vez más a ella. Hay tan poca luz y tanto ruido que ella no se ha dado cuenta de cuán cerca están. Cuando le pasa por el lado, los dedos de él rozan los de ella: él lo siente y sabe que ella también lo sintió. Siempre lo sienten. Con un movimiento suave, toma sus dedos y hace que su mano lo siga. Siente la corriente en su cuerpo tan solo con este simple gesto, y sonríe. No puede dejar de sonreír. Cuando sus manos están por soltarse, él se voltea y los ojos de ambos se encuentran.

Está aquí, de verdad ella está aquí. En el mismo lugar, con la misma gente, respirando el mismo aire... ¿Puede un corazón explotar de felicidad? Tengo que volver con ella...

Yue por fin logra respirar... En serio él está aquí. ¿Qué voy a hacer, Dios mío?

Nota del autor:

Espero que les haya gustado esta primera parte. 🥰

Las fotos no son mías, las tomé de Internet. Gracias a quien le pertenezcan.😊

No me gustan las historias con mucha angustia, así que no creo que será de ese estilo. 😉

Espero sus comentarios para saber si les gustó y vale la pena seguir. Repito, no soy escritora. Así que tengan paciencia conmigo. 😅

Caos

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