Eres todo lo que quiero

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Después de despedirse nostálgicamente de Perla y Nathan, la pareja regresa al hotel con el mismo auto diplomático. Todos esperan volver a verse pronto.

Apenas entran al auto, Dylan mira a su media naranja y se da palmaditas en la pierna.

Yo. Allí. Ahora. ella piensa y le guiña un ojo. Luego pone su cabeza sobre su pierna sin resistencia, Yue ya ha aprendido que no tiene sentido oponerse. Inmediatamente, Dylan comienza a pasar las manos por su cabello.

"Te amo demasiado. Este es el día más feliz de mi vida, lo digo en serio", le dice acariciando su cabello y su rostro, con cariño brillando en sus ojos ...
"Yo también te amo muchísimo. No puedo creer que hayamos hecho esto", dice ella sonriendo desde el corazón.

Yue se sienta para hablar con él.

"Perla merece un gran regalo de agradecimiento. Todo lo que hizo por nosotros fue increíble, muy especial".
"Sí, pero lo más sorprendente de hoy fuiste tú. Ven aquí, esposa, estás demasiado lejos de mí..." comenta él tomándola en sus brazos.

Él la sienta frente a él y pone las rodillas de Yue a sus lados; ella no puede evitarlo y se sonroja ante este nuevo nivel de intimidad. Pero no quiere resistirse, ¿por qué lo haría? A ella le gustan sus atenciones y anhela su contacto. ¿Es tan malo? Ahora están casados, no hay vergüenza en admitir cuánto le gusta estar tan cerca de él.

Dylan la mira con adoración, acaricia su rostro y su cabello, no puede dejar de sonreír. No logra mantenerse alejado de ella. Y ahora él nota que ella se está abriendo poco a poco. Su personalidad asfixiante ya no parece molestarla tanto...

"¡Debes estar realmente loca si te casaste conmigo, Shen Yue! ¡No sabes en qué te metiste!" él sonríe.
"¡Oye! ¿Acaso me engañaste? Además, ¡también tú estás loco por casarte conmigo! ¡Yo tampoco soy pan comido!"
"¿De verdad? Bueno, nos merecemos el uno a la otra entonces..." afirma él desabrochando casualmente el suéter de Yue para poder tocar su cuello, sin siquiera pensar si debería preguntarle al respecto.

Él solo baja el cierre lo suficiente como para ver su cuello; sin embargo, ella da un brinco al recordar su situación con la ropa interior, esa camiseta sin mangas es algo transparente... y así sus pensamientos la traicionan... No tengo un...

"¿No tienes un qué?" pregunta Dylan muy curioso, con una sonrisa. Y, sin embargo, él lo sabe, lo vio todo, solo quiere ver si ella lo dirá y se abrirá con él.
"Nada" responde ella con la cara roja.
"Ya lo sé de todos modos", le cuenta mirándola a sus ojos bonitos y alarmados.

Yue está sin aliento, completamente incapaz de moverse, perdida en la mirada ansiosa de Dylan. ¿Cómo lo sabe él?

Él decide decirle; igual Yue lo leerá en sus pensamientos tarde o temprano. ¿Por qué no confesar y sacar al monstruo ya? Es inútil ocultarlo por más tiempo.

"Había un espejo que apuntaba hacia ti mientras te cambiabas hoy", dice acercándola con ambas manos, mirando sus labios y luego sus ojos. "Lo vi todo", susurra, "y eres hermosa".

Ahora están cara a cara, Dylan tiene las manos en el cuello de ella; su mirada está fija en Yue, como si estuviera asomándose a su alma, viendo de nuevo en sus ojos la imagen de ese espejo... Ella está mortificada ante la forma en que ahora Dylan la está mirando, entendiendo que las palabras de él significan que ya no hay casi secretos entre ellos.

Tenerla ahí en frente es demasiada tentación, así que él va directo a sus labios, pero se detiene un segundo, respirando cerca su boca, y luego la besa con ternura. Un beso dulce, suave y sin pretensiones que hace temblar sus cuerpos. Ese beso le recuerda a Yue que no hay nada que temer cuando está con él, él siempre es amable y considerado con ella.

De regreso a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora