Cuando él se dio cuenta

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Ha pasado un tiempo y llegó el día de filmar la escena del collar en la fuente.

“Te voy a hacer llorar hoy, Shancai”.
“¡Dime algo que no sé!”
“Tienes que meterte al agua fría y buscar el collar”.
“¡Que ya lo sé!”
“Te vas a mojar y congelar”.
“¡¡¡Pero, que ya sé todo eso!!! Deja de disfrutarlo tanto”.

Los videos detrás de cámaras de ese día son la cosa más tierna que se ha visto. Su relación estaba navegando por aguas profundas, inexploradas. Ellos comprendían que tenían una relación especial, pero no les era fácil manejar todo lo que estada pasando. Entendían la serendipia de lo que ocurría. Hasta Angie Chai se daba cuenta de que había ganado la lotería con estos 2.

“Míralos juntos”, decían todos los que los veían.

Todos querían inmortalizar con videos esas tontas peleas, esas sinceras risas y esos juegos de manos…

Llegó el momento en que Yue debía entrar al agua.

“Jiayou, Shancai”.
“¡Ay, ya vete de aquí, Daoming Si!”
“No, quiero verte entrar al agua”.
“¡Te odio!”
“Claro que no me odias”.
“Pues, ¡sí!” Le gritó sacándole la lengua y él respondió con la misma mueca.

Dylan se quedó ahí a pesar de haber terminado sus escenas. Aunque bromeaba con ella, la verdad es que no quería dejarla allí sola. Me quedo por si me necesita, pensaba en su cabeza, si bien ella, de lejos, no había escuchado sus pensamientos.

Apenas Yue puso los pies en el agua, Dylan sintió como si su alma se ahogara. ¿Qué rayos es esto? Sintió el agua fría y una sensación de tristeza que le invadía el cuerpo. ¡Es ella! ¡Está sufriendo! ¿Qué hago? No puedo sacarla de ahí, está trabajando. Tengo que calmarme. No puede estar sufriendo realmente; esto no ha pasado, no nos hemos dejado. ¿Dejado? ¿Qué estoy diciendo?

En el agua, a lo lejos, Yue de alguna manera se da cuenta de lo preocupado que está Dylan. Estoy bien, no te preocupes por mí, pensaba repetidas veces tratando de transmitirle tranquilidad a él, pero desde tan lejos él no podía percibir lo que pasaba por la cabeza de ella.

Al ver a Darren abrazarla en el agua en ese momento, algo dentro de Dylan cambió.

Yo debería ser quien la abraza cuando sufre, ¡no él! No quiero que más nadie la consuele de esa manera. Debería ser yo quien le diga siempre que todo va a estar bien… ¿Qué me pasa? ¿Será que ella me gusta? Pero ¡claro que me gusta! Me gusta desde que me electrocutó el día en que la conocí. Esa tontita. ¿Y entonces? No puede ser que yo esté enamorado, soy muy joven. ¿O no? ¿A qué edad se supone que uno debería enamorarse? ¿Hay una edad? No creo… Necesito investigar este asunto. Voy a leer esas revistas ridículas para chicas para las que siempre nos hacen posar, ¡mi cara está en cientos de esas! Ahí debe estar la respuesta. Pero... mejor también le pregunto a mi tía favorita. Ella sabe muy bien estas cosas.

Apenas Yue salió del agua, Dylan se le acercó.

“¿Estás feliz ahora?” preguntó ella.
“¡No! Siento dolor en mi corazón”.

¿De veras? Pensó Yue.
Sí.
¿Por qué?
Porque no me gusta verte sufrir.
¿En serio?
En serio. Desearía poder abrazarte.
¿Por qué?
Pero ¡qué tonta!
¡Hey! ¿No ves que estoy sufriendo?
Claro que lo veo, y también lo siento.
¿Lo sientes?
Sí.
Sabía que lo estabas sintiendo.
¿

De regreso a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora