Capítulo 2

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—Tienes que regresar—. Dijo Wade dejando un beso en el cuello de Peter.
Peter dejó de ver por la ventana y se giró para verlo a él y sonreírle. Su mano recorrió la mejilla ajena, delineando las cicatrices, cerró los ojos y se acercó a besarlo una última vez. Un beso lento, lleno de cariño, sin la pasión de los besos anteriores.

Se vistieron a prisa, pero sin dejar de coquetear se y ser tan incorrectos como podían serlo solo cuando estaban juntos. Se dieron un último beso frente a la puerta y después salieron a la calle, de vuelta a ser solo un par de Omegas que no tenían nada más allá de una cordial relación de conocidos.

Peter agradecía al dios que lo quisiera oír el poner en la mente del tío Ben el que necesitara un Omega de compañía cuando dejó la escuela un par de años atrás después de su primer celo, como marcaba la ley.

—Hoy tienes lecciones de piano y por la noche una fiesta en la mansión Howlett, Babyboy–.Le informó Wade mientras caminaban por la enorme residencia Parker, en dirección a la habitación del menor.

Peter le miró alarmado, amaba ser llamado Babyboy, pero si eran escuchados por alguien más tendrían problemas. "Los Omegas no están con otros Omegas, los Alfas pueden estar con otros Alfas si sus Omegas no los satisfacen y sin han cumplido con su obligación de repoblar el mundo, un Omega junto a otro Omega es abominable y merece un castigo" las palabras del profesor durante una lejana clase en la escuela se había quedado bien grabada en su mente, sobre todo porque lo había hecho percatarse con espanto de que el aroma de ningún Alfa le había atraído hasta entonces, que sólo él olor de los Omegas había llegado a parecerle agradable, y sólo junto a uno de ellos había deseado tener algo.

—Perdón, joven Parker.

El tono de Wade y los ojos en blanco no le pasaron desapercibidos, él también odiaba fingir, pero era eso lo que les quedaba.

Peter se aburría terriblemente en cada reunión formal a la que debía asistir. Se quedaba junto a su tío sin poder abrir la boca, y en algún punto de la noche era abandonado junto a algún grupo de Omegas que se apresuraban a preguntar cuando se casaría. Normalmente los Omegas no pasaban ni un año sin pareja después de su primer celo y el ya llevaba dos. Pará todos era raro y hasta alarmante que un Omega de 18 años siguiera sólo, Peter esperaba pasar muchos años más sin un Alfa al que soportar y poder seguir sintiéndose amado entre los brazos de Wade.

—Peter—. Una voz familiar lo hizo girarse.
Peter Lehnsherr estaba ahí ¡Bendito sea el cielo! Uno de sus pocos amigos, su compañero de juegos infantiles y confidencias adolescentes. El tío Ben lo dejó ir con él.

Le fue fácil notar que algo no andaba bien con su amigo, aunque no le sorprendía demasiado. Después de que su padre lo casara con Howlett, el chico lentamente había ido perdiendo su energía, toda su felicidad y las ganas de verle lo bueno a la vida.

—Estoy embarazado, por eso es todo este escándalo. Él va a anunciarlo después de la cena.

Peter le miró asombrado, sabía que era algo que pasaría, pero no esperaba que fuera tan pronto.

—Felici...

—No te atrevas a felicitarme. Peter, ayúdame, no quiero esto.

No supo que hacer más allá de abrazarlo, tratar de pasar desapercibido y no sentir ganas de romper el mundo mientras su amigo se deshacía en llanto.

—No quiero esto, no quiero esto, no quiero esto...

Omegas contra el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora