Omegas contra el mundo

Capítulo 6

—Esto de aquí sirve para comprobar los de niveles aceite. Tiene que llegar a esta marca, si tiene más o menos hay que hacer que quede justo aquí—. Explicaba Tony a sus hijos menores, y al mismo tiempo buscaba la falla en el auto de la que le había hablado Steve la noche pasada.

Le encantaba la mecánica, los autos, las máquinas y entender cómo funcionaban. De haber podido hubiera estudiado sobre eso de manera profesional, o al menos por su cuenta como Charles lo hacía, pero Steve era algo... Anticuado. Tony poseía una biblioteca personal bastante amplia, pero no había llegado a leer ni la mitad de los libros en ella pues todos eran de romance, modales o paternidad. "Lo único que deberían leer los Omegas" había dicho Steve con una sonrisa auténtica cuando se la regaló.

Steve era un buen hombre, amable y atento, quizá algo frío a causa del trabajo que le costaba expresar sus sentimientos. Lástima que pensara que tenía pleno derecho sobre Tony.

—Su esposo llegó, señor Rogers—. Avisó Happy, mayordomo de la casa a quien consideraba su amigo.

Tony se apresuró a cerrar el auto y dejarlo todo como estaba. Al mismo tiempo se sorprendía de que hubieran pasado 21 años y a él aún le molestara que lo llamaran por el apellido de Steve.

—Ni una...

—Palabra a su padre—. Completaron los niños y se apresuraron a salir del garage.

Tony entró en su biblioteca personal, tomó cualquier libro y aparento que leía. Justo a tiempo recordó los libros de mecánica, física y teoría social que le había conseguido Charles y había dejado descuidadamente sobre una estantería. Se apresuró a esconderlos en un rincón, junto a una pila de otros libros de los que le había dado Steve y regresó a su puesto antes de que su esposo abriera la puerta.

—Hola Tony—. Dijo desde el marco de la puerta—. Me informaron que pasaste todo el día junto a Charles ¿De que hablaron?

Tony sonrió de lado. A su esposo no le agradaba su amistad con el otro Omega, decía constantemente que le llenaría la mente de ideas falsas que sacaba de textos y conferencias que ni siquiera entendía.

—Quiere abrir una academia para enseñar modales a los omegas. Quiere que yo lo ayude.

El rubio lo miró dudoso. Conocía a Tony y lo mal Omega que había sido en su juventud, tanto así que Howart estaba dispuesto hasta pagarle con tal de que llevara a su hijo por un buen camino. Pero aparentemente le había enseñado bien.

—Perfecto. Deberías llevar a Harley, porque dentro de poco empezaré a buscarle esposo y tiene que saber todas esas cosas que tú no sabias cuando nos casamos.

Tony dejó a su lado el libro que fingía leer y se puso de pie lentamente.

—¿Qué tú vas a hacer qué? —. Preguntó sabiendo perfectamente lo que había escuchado.

—Que le voy a conseguir esposo. Estaba pensando en Orborn.

—Tú no vas a buscarle esposo a Harley, él va a elegir cuando esté listo—. Dijo perdiendo la compostura completamente. Estaba furioso de que Steve siquiera pensara en la posibilidad. Había tenido la esperanza de que al igual que había ocurrido con Tobey y Andrew no interviniera, pero aquí estaban esas palabras horribles y debastadoras.

—Harley se va a casar con quien yo ordene y cuando yo lo diga. Es un Omega, Anthony, está aquí solo para ayudarme a cerrar alianzas y para darle descendencia a su familia. Y ese lugar es el mismo que tu tienes, pero parece que lo olvidas a menudo.

Steve se marchó antes de que Tony pudiera decir cualquier otra cosa. Tony regresó a sentarse pasando sus manos por su rostro, tratando de convencerse de que habrían cambiado el mundo antes de que su hijo perdiera la poca libertad que le quedaba.

No tan en el fondo sabía que eso era imposible.

Más furioso que nunca salió de la habitación siguiendo a Steve por el pasillo. No le importaba armar un escándalo, el simplemente no lo iba a permitir.

—Y parece ser que tu olvidas a menudo que soy una persona, y que Harley y Jacob también lo son. No puedes simplemente decidir por él, no es un objeto ni un esclavo.

Steve lo tomó por los brazos y lo estampó contra la pared. Tony ni siquiera bajó la vista, seguía mirándolo a los ojos, desafiante.

—Son Omegas, Anthony. Tienes que aprender a agachar la cabeza cuando te lo ordeno y enseñarle a ellos a hacerlo. Yo bien podría matarte justo ahora por atreverte a hablarme así y nadie diría nada, porque me perteneces, y la marca en tu cuello es la prueba. Si tú trataras de hacerme algo, aunque es imposible que lo lograras, te detendrían y te harían cosas mil veces peores que las que tú pensaras hacerme a mí. Entiende Anthony, tú no vales nada más allá que el apellido de tu padre Alfa o el mío.

No supo de dónde sacó el valor, quizá fuera el odio acumulado por años, pero cuando se dio cuenta lo había hecho. Le escupió en el rostro.

Vio venir el puño, se preparó para el golpe pero este nunca llegó.

—¡¿QUÉ ESTAS HACIENDO?!
—¿IBAS A GOLPEARLO?

Andrew y Tobey salieron de la nada, Jacob y Johnny asomaron sus cabezas desde sus respectivas habitaciones. Tony se soltó del agarre de su esposo, le dio una última mirada y se marchó de regreso a su biblioteca antes de que él pudiera usar su voz de mando y obligarlo a quedarse a recibir una golpiza.

Cerró con llave, tomó el libro de teorías sociales, la tablet que Andrew y Tobey le habían conseguido a escondidas y él mismo había mejorado para que funcionara mejor y comenzó a estudiar. Sabía que sus hijos mayores no iban a evitarle la ira de Steve y que en algún momento tendría que lidiar con eso, pero por ahora lo tenía sin cuidado.

—Papá ¿puedo pasar?

La voz de Harley al otro lado de la puerta detuvo su lectura. Suspiró y se levantó a abrir.

—Papá dice que va a conseguirme un prometido, y después de mi primer celo debo casarme —. Soltó mirando a algún punto sobre la madera del piso.

—Eso no va a pasar, Harley—. Le hizo una seña para que cerrara la puerta y regresó a sentarse.

–¿Por eso peleaban?

—No estábamos peleando, él estaba siendo un imbécil y yo no iba a quedarme callado.

—Papá, si lo haces por mí lo agradezco, pero no quiero que lo pases mal por mi culpa. Yo también se defenderme, soy como tú.

Una mezcla de ternura y orgullo se extendió en su pecho. No era fanático de las muestras de afecto, pero extendió su mano para acariciar la mejilla se su hijo.

—Eres como yo, pero yo quiero que seas mejor. Ven, te voy a leer algunas cosas interesantes sobre lo que dicen del orden social...

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