Capítulo 18

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Las contracciones empezaron a media tarde, una semana antes de la marcha organizada por los Omegas, 8 meses después de la concepción de ese niño que le causaba a Peter sentimientos encontrados.

Para la madrugada el chico ya estaba en el hospital, aterrado y siendo preparado para cirugía.

—Llama a mis padres—. Pidió el chico.

Logan le Sonrió con algo que se parecía demasiado a la ternura y le produjo a Peter ganas de vomitar.

—Cariño, ahora solo me necesitas a mí. Llamaré a tus padres cuando sea el momento.

Y el momento no llegó hasta tres días después, cuando un preocupado Erik y un furioso Charles arribaron al hospital tras enterarse tardíamente de que su hijo había dado a luz.

—¿Cuando pensabas decírnoslo?—. Preguntó Charles haciendo acopio de toda esa estricta educación para reprimir la furia en sus palabras.

—Después. Esto es un momento para el Alfa y su Omega—. Respondió Logan con expresión seria que no ocupaba para nada su molestia ante la interrupción de sus suegros.

—¿Cómo estás?—. Preguntó Erik en un momento en que pudo quedarse a solar con su hijo. Charles había ido a los cuneros, a conocer a su pequeño nieto, Logan estaba en la cafetería.

Peter simplemente Asintió. No estaba de humor para expresar en palabras lo que sentía, y sabía muy bien que su padre Alfa tampoco era la persona correcta para eso.

—Sabes que todo esto del matrimonio lo hago porque te quiero ¿verdad?—. Dijo Erik con cierto apuro en la voz. Peter lo miró fríamente, removiendo sus pies cubiertos por la fina sábana.

—Padre, estoy cansado—. Dijo el chico por toda respuesta, y como para recalcar que estaba cansado, se acomodó entre las sábanas —. ¿Podrías llamar a papá?

Erik se limitó a asentir y salir a buscar a su esposo. Cuando la puerta de la habitación de Peter se cerró tras Charles, Lenhsherr concretó dentro de sí el sentimiento de rechazo sin entender de donde venía. Él hacía las cosas bien, seguía las reglas. No era el mejor Alfa, pero con Charles había cometido un solo error y había sido buen padre procurando todo lo necesario para el bien de sus hijos ¿por qué se sentía así?

—Los Omegas necesitan tiempo a solas para hablar cosas de Omegas. No tienes que entenderlos, solo amarlos—. Dijo Logan al regresar de la cafetería, el vaso de café a medio terminar en una mano, el cigarrillo sin encender aprisionado entre el dedo medio y índice.

A Charles no le extrañó la expresión vacía en el rostro del platinado. Se veía como debía de lucir un conquistador al perder la última batalla, derrotado, cansado, furioso.

—Pronto—. Le dijo con voz suave, alejando un mechón de cabello del rostro de su hijo.

Agradeció la entrada de un enfermero, porque no sabía que era decir ahora. Las palabras de consuelo sonaban vacías, sílabas inconexas, ideas muertas, ecos.

Un pequeño niño alfa de piel pálida fue puesto en los brazos de Peter. En el rostro del enfermero había ternura, en el de Peter nada, una absoluta y escalofriante nada.

El hombre indicó que debía alimentarlo, que lo dejaría solo y regresaría en un momento por él. Apenas el enfermero abandonó la habitación, Peter puso al bebé en brazos de Charles de forma casi agresiva.

—Llévatelo, no lo quiero cerca de mí.

***

El día de la protesta Anthony pudo salir de su hogar por la puerta principal. A diferencia de la vez anterior, los viajes de negocios de Steve y su rebeldía hecha indiferencia le permitieron el control sobre si mismo.

Omegas contra el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora