—Alfa, Adriano quiere hablar con usted.
Lo miro, algo sorprendido.
Me aclaro la garganta antes de hablar.
—Claro, que pase.
¿De qué puede querer hablar?
Cuando entra en mi despacho me levanto y espero a que se siente. Le doy la mano y ambos nos tomamos asiento.
—¿Y bien? —pregunto visiblemente intrigado.
—Supongo que recordará que hace unos días me dijo que intentara averiguar si alguno de mis muchachos o de los cercanos sabía algo de los incidentes que tanto como usted, como su padre y Carlos sufrieron.
Escuchar el nombre de Carlos hace que se me revuelva el estómago.
—Claro que lo recuerdo —lo miro, incitándolo a que siga— ¿Has averiguado algo?
—Por ahora no mucho, todos saben lo básico acerca del tema, que se fueron, que los atacaron, luego a usted cuando fue a buscar al joven y a tomar venganza.
—¿Nadie vio nada? Porque si no estamos igual, no me sirve de nada.
—Solo sé que uno de los chicos le pareció ver una figura de un hombre deambular el día que su padre se fue y lo atacaron.
Abro los ojos como platos.
—¿Y por qué no me ha informado de eso? ¿por qué nadie ha dicho nada?
—No se lo tome a mal, pero el que lo vio es un joven bastante soñador, con una gran imaginación. Seguro que era un árbol y lo confundió.
—Aún así deberíais haberme informado. Puede que fuese un árbol o puede que no. Me da igual quién lo vea, como si es un bebé, quiero que se me avise a mi o a Andrew de cualquier cosa.
Asiente mirándome.
—Como diga, Alfa.
—Espero que no te lo tomes a mal, pero solo pensar que podríamos haber evitado todo lo pasado... Me pone de los nervios ver que no pudimos hacer nada.
—Lo entiendo perfectamente, es normal. Quién sabe, a lo mejor podríamos haber evitado esos incidentes.
—Ya no podemos hacer nada al respecto, pero quiero que informes a todo el que veas que cualquier cosa, por mínima que sea, debe ser informada. No sabemos a quién pretendía herir de verdad ni cuáles eran sus intenciones. Pueden venir a acabar el trabajo en cualquier momento.
Asiente antes de salir del despacho, cerrando la puerta detrás de él.
Será mejor que me vaya a mi habitación y descanse. Sinceramente no tengo ganas de seguir aquí.
El pensar que podríamos haber evitado el ataque solo hace que me sienta peor.
¿Por qué nadie se dio cuenta?
Por muy mal que me sienta no puedo hacer nada, no vale la pena culparme, lo que haré será destruirme.
Sé muy bien lo que es y no tengo ganas de caer en el agujero de nuevo.
Decido leer un libro para evadirme de todo esto, aunque acabo quedádome dormido.
El ruido me abrumaba.
Mis oídos casi me dolían por el alboroto que habíamos formado.
Si miraba a los lados veía a gente, mucha, gritando y moviendo sus brazos como locos.
—¡Nico! —oí que gritaban mi nombre.
De repente sentí un golpe en el pecho. Miré hacia abajo y me di cuenta de que tenía una pelota entre mis manos.
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La sombra del Alfa |Mamm2|
WerewolfSecuela de Mi alfa, mi mate. Todo estaba muy tranquilo en la manada, demasiado. Pero las cosas cambian, y de un día para otro puedes sentir que se te viene el mundo encima. Ser el Alfa de una manada no parecía tan complicado, hasta que te encuentras...