Capítulo 9

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La manada está muy tranquila.

Es raro. O al menos lo es para mí, teniendo en cuenta que en un día los dos Alfas han sido atacados.

Me esperaba a la gente nerviosa, corriendo de un lado a otro. Me alegro de que no sea así, de que la ciudad no esté en pánico, pero quiero saber el por qué.

Me dirijo a la casa de Carlos. Necesito hablar con su familia cuanto antes.

Toco en la puerta y espero a que me abran.

—Oh, hola Nico —dice al abrir la puerta— , me alegro de que estés bien. Nos hemos enterado de lo que te ha sucedido.

El padre de Carlos tenía mal aspecto, estaba con los ojos llorosos y se notaba que lo estaban pasando realmente mal. Y es lo común, acaban de perder a su hijo.

—Quería disculparme. —empecé a hablar.

—Pasa cielo, no te quedes en la puerta. —me dice la madre de Carlos.

Entro y al llegar al salón veo que ahí está el cuerpo de mi amigo.

Intento no mirarlo mucho, ya que es algo bastante duro.

—Quería daros el pésame por vuestro hijo y pediros perdón por no haber sabido protegerlo. —mi mirada estaba fija en el suelo, no podía mirarlos a la cara, además que las lágrimas que estaban por salir no ayudaban.

—No tienes que disculparte por nada muchacho, no sabías que esto pasaría. —su padre colocó una mano en mi hombro.

—Era mi deber protegerlo como Alfa. Ni siquiera impedí que saliese con mi padre.

—Ya sabes como... Era. Él quería estar en tu guardia y protegerte, así que convenció a tu padre de ir, así podría demostrar lo que valía.

Levanté la mirada sin poder creerlo. No tenía ni idea de que él quisiese pertenecer a los guardias del Alfa.

Eso solo hacía que me sintiese peor.

—Era solo un niño... Me siento fatal... —hago una pausa— Y más aún porque yo debería estar consolándoos a vosotros en lugar de estar llorando.

—Nico, la vida es así. Tenemos asumido que todos nos iremos, nos dolerán las pérdidas pero sabemos que a todos nos llegará ese momento y que no hay que llorar, tenemos que disfrutar los momentos con las personas antes de que se vayan; hay que ser felices.

Los padres de Carlos siempre me han parecido muy fuertes, tienen una manera de pensar y de aceptar cosas como la muerte que, sinceramente, yo no podría.

Es algo que siempre he admirado de ellos.

Asiento.

—Si alguna vez necesitáis cualquier cosa, sea lo que sea, venid a hablar conmigo personalmente. Os ayudaré con todo lo que pueda y no os faltará de nada —miré hacia los lados, nervioso por no saber como hacer la pregunta, así que mejor si voy al grano— . Por los costes no os preocupéis que todo va a mi cargo, solo necesito que me digáis una fecha y hora para despedir a Carlos como se debe.

El padre de Carlos se va de la habitación, sé que son fuertes y que intentan no llorar ni estar mal por la muerte de su hijo, pero es totalmente comprensible que se desmorone.

—Creo que sería mejor hacerlo en un par de días como tarde. Cualquier día que escojáis estará bien.

—Así será.

El padre volvió a la habitación tiempo después, y luego se empeñaron que tomase algo.

—¿Cómo fue? —inquiere el padre.

La sombra del Alfa |Mamm2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora