— No tienes suerte hermanita -dijo mi hermana consiguiendo que levantara la vista de mi Pink Drink de Starbucks.
Y para mi sorpresa o desgracia se encontraba acercándose a nosotras mientras tomaba un café caliente, esta vez estaba realmente sexy. Era increíble que hasta con ropa de invierno se viera fabuloso.
— Esto es el destino Maddison -me dijo con una sonrisa en los labios y luego se relamió estos.
Cuando quise mirar a mi hermana no estaba, se había ido a otra mesa con su amor. En cambio Daniel se sentó a mi lado y posó su brazo por mis hombros haciéndome estremecer.
— Me gusto lo de ayer -dijo mirándome fijamente y cuando quise hablar no pude.
Se había acercado a mi y sin llegar a besarme mordió mi labio inferior para seguidamente tirar de este logrando un gemido de mi parte.
— Pero más me va a gustar lo de hoy -dijo de manera descarada para seguidamente lamer mis labios.
Me beso de manera lenta y tierna durante unos segundos, beso que seguí sin problema alguno, luego al separarse sonrió de lado aún estando lo suficientemente cerca para sentir su aliento, que esta vez olía a café.
Quería más, y sin pensarlo me lancé a sus labios lo cual le sorprendió pero inmediatamente me siguió el beso, haciendo de este un beso cálido, lento pero apasionado. Mordió mi labio una vez más dándole paso a su lengua y luego yo por inercia mordí su lengua escuchando un gemido de parte de este.
— Demasiado eh -dije separándome para seguidamente darle un sorbo a mi bebida.
— Eso ha estado rico -digo acariciado mi espalda por debajo del abrigo de manera lenta consiguiendo que mi piel se erizara.
Observé como le dio un trago a su café y luego al verme tiritar me apoyo en su pecho proveyéndome su calor, que en estos momentos me era necesaria pues sentía que me iba a congelar.
— Eres friolenta Maddie -dijo para luego dar un beso en mi cien.
Cerré los ojos disfrutando de ese momento, inhale su olor varias veces; sin duda se había convertido en mi favorito. Sus manos estuvieron durante largos segundos acariciándome y luego sentí estas en mi abdomen causando que soltara una carcajada.
— Me haces cosquillas Dani -dije bajito en su oído.
Luego escuché un gemido al morder el lóbulo de su oreja.
— Eres atrevida eh -dijo de manera ronca.
A lo que yo respondí con otro beso en los labios pero esta vez la que tome la iniciativa de jugar con su lengua fui yo, era raro el conjunto de su lengua caliente sobre la mía que estaba helada, los mordiscos y los gemidos.
— Vamonos de aquí, ¿si? -dijo mientras se arreglaba el tupé a lo que yo simplemente asentí con la cabeza.

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Querido Daniel
FanfictionEs mejor arriesgarse que quedarse con las ganas y donde hubo fuego siempre quedarán cenizas.