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Acaricie la mejilla de mi hermana durante unos segundos y luego seque sus lágrimas, vi la hora; eran las 1.

— Vamos a salir, los cuatro juntos, ¿si? -dije para seguidamente verla asentir con la cabeza.

— Ve a vestirte Chiquita -dije y bese su mejilla.

Al verla salir de la habitación me pare frente al espejo para seguidamente meterme a bañar, al salir recogí mi cabello en una trenza de raíz y me vestí, me eche un poco de maquillaje y agarre mi móvil luego de mandarle un mensaje a Daniel indicándole el lugar en donde nos encontraríamos.

— Ala, que guapa -dijo mi hermana al verme y le sonreí. — No te maquillabas desde que mamá.... falleció.

— Ya... a ella le encantaba verme así -sonrió levemente y al salir de casa comenzamos a caminar hacia la plaza España.

Al llegar a esta vi a Daniel charlar con su hermano mientras estos estaban sentado en uno de los bancos, nos acercamos y pude ver cómo estos sonrieron. La expresión de Dani era realmente graciosa, se había quedado anonado.

— ¿Tan mal me veo? -dije de joda mirándolo.

— Te ves realmente bien -digo para luego atrapar mi labio inferior haciéndome gemir bajito.

— ¿A donde iremos? -preguntó mi hermana luego de saludar a Jesús.

En ese momento observé cómo estos se miraron y ambos sonrieron al mismo tiempo, luego negaron a la vez; daban miedo.

— No les podemos decir -señalaron su coche y luego Daniel me dio una nalgada.

Me acerqué al auto y me monte en la parte trasera junto a el, Jesús y mi hermana en l delantera. Cuando el coche se puso en marcha sentí una mano acariciar mi abdomen y luego pequeños besos en mi mentón a lo que coloque mi mano sobre la suya y luego lo bese de manera lenta.

— Echaré de menos tus besos -me dijo en un susurro y luego acaricio mi labio inferior con su dedo.

— Y yo echare de menos tus caricias -dije acariciando su mano para luego morder su labio inferior.

Nos besamos durante unos minutos, besos largos y lentos, me encantaban sus labios. Este al separarse bajo sus besos a mi cuello logrando in gemido de mi parte.

— Ey, que estamos nosotros aquí eh -dijo Jesús haciéndonos reír.

Aún así Daniel agarró mi cintura pegándome a el y metió su mano por el borde de mi pantalón logrando que lo mirara, sabía que quería hacer.

— Aquí no -dije bajito en su oído a lo que el asintió pero aún así no sacó su mano. —Está congelada eh

— La estoy calentando -dijo haciéndome reír y negué con la cabeza para luego mirar su mano en mi pantalón, y si que la estaba calentando.

— Dani -gemi mirándolo y luego mordí mi labio inferior al sentir como comenzó mi tortura.

Querido Daniel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora