— ¡Que demonios haces! -grite al ver cómo abrió la puerta del balcón y entró a mi habitación logrando que me levantara de la cama- Tu estás lo... -Me calle al sentir su mano sobre mis labios.
Este me pego a el sin dejar que me quejara o le dijera algo, simplemente nos mantuvimos en silencio. Y sabía que si me soltaba caería al suelo, ya que mis piernas temblaban casi o igual que mis labios.
— Estas loco -dije en un susurro mientras negaba con la cabeza —Que mi padre te va a ver joder y ya es tarde Daniel.
Intente que me soltara aunque en realidad quería seguir entre sus brazos pero no lo logré ya que este me acorralo contra la habitación y colocó sus labios a escasos centímetros de los míos, al punto de que su aliento a menta inundara mis fosas nasales.
— Si guardas silencio tu padre no se enterara -dijo bajito y luego se lamió los labios.
Su agarre era delicado pero, aún así me tenía lo suficientemente pegada a él como para sentir sus latidos, y para que negarlo era algo bonito. Aunque el hecho de que tuviera pareja arruinaba todo en ese momento.
— ¿Que quieres lograr con esto? -dije intentando apartarlo de mi.
— Saber lo que sientes -dijo en un murmuró y luego sentí sus labios.
No me había besado, pero tan solo sentir esos besos en mi mentón hizo que cerrara los ojos. Era increíble que lograra hacerme sentir tantas cosas con un simple beso en el mentón.
— Tienes novia -dije frenándolo y luego señalé la puerta. —Vete.
— No es mi novia, no hemos vuelto oficialmente -dijo con la voz ronca.
En ese momento negué con la cabeza y lo alejé de mi, a lo que frunció el ceño algo confundido.
— A mi no me vas a tener de segunda opción Daniel -dije cruzándome de brazos.
Y en ese momento escuché la puerta abrirse logrando que soltara un pequeño grito, por suerte no era mi padre, mucho menos mi hermana; era Jesús con cara de felicidad.
— Sabía que esto pasaría, bro que tienes que hablar más bajito eh -dijo este riendo para luego salir de la habitación. — y tranquilos que el señor Smith no está
Y inmediatamente sentí los brazos de Daniel rodear mi cadera y su respiración en mi oreja, estaba agitado. Quise pedirle que me soltara pero me fue imposible al sentir sus dientes sobre mi piel.
ESTÁS LEYENDO
Querido Daniel
FanfictionEs mejor arriesgarse que quedarse con las ganas y donde hubo fuego siempre quedarán cenizas.