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— Pequeña no es bueno confiar en nosotros, siempre acabamos hiriendo -dijo con la mirada perdida.

Yo arrugue la nariz al escucharlo; una manía que tenía desde pequeña. Lo mire sin entender porque decía eso y el sonrió algo triste.

—Yo también lastime a tu madre, cuando era joven le fui infiel y no sabes lo mucho que me arrepiento de eso.

A decir esto mi hermana y yo lo miramos sin ni siquiera saber que decirle, solo nos limitamos a asentir, continuamos viendo la película y luego observé mi móvil al ver cómo la pantalla de este se iluminó dejándome ver un mensaje "Princesa, ¿te gustaría salir hoy?" Leí el mensaje y luego apague el móvil sin contestarle.

— Mañana nos vamos temprano, a las siete de la mañana debemos salir de aquí -dijo el mirándonos.

— Vale papá, estaremos lista a esa hora -dije bajito.

Observé cómo mi hermana miro a un lado evitando llorar, sabía que no quería alejarse de Jesús; se notaba que lo quería. Lleve mi mano a su espalda, bese su cabeza y luego sentí como se acurruco en mi pecho.

— Gracias por siempre estar para mi Maddie -dijo está abrazándome.

— Lo mismo te digo Vicky -digo estrechándola entre mis brazos.

Luego observé cómo mi padre llevo sus manos a su cabeza haciéndome fruncir el ceño, no entendía que le pasaba.

— Maddison cumples años en dos días -dijo mirándome y luego asentí. — ¿que vas a querer de regalo mi niña?

— Mi regaló son ustedes, no quiero nada papá -respondí mirándolo. —Tranquilo.

Y para ser sincera hasta yo había olvidado mi cumpleaños número dieciocho, estaba tan metida en mis cosas con Daniel que no me acordaba, observé cómo mi padre salió del salón a hacer una llamada y por curiosidad volví a acercarme a la calle.

Esta vez no estaban agarrados de la mano, esta vez ella estaba sobre sus piernas mientras conversaban. Yo opté por alejarme y volver al salón ignorando por completo aquella escena, no hablaría más nada con el.

Solo estaría este día con mi familia, en la mañana iría al aeropuerto y listo, volvería a mi vida normal. Iría a la universidad, visitaría la rumba de mi madre y iría a visitar a mi abuela nada más al llegar a Badajoz.

— ¿Echas de menos a tus amigas? -dije mirando a mi hermana a lo cual asintió.

— Echo de menos todo realmente y eso que estuvimos poco aquí -dijo con una leve sonrisa. —Jamás olvidare a Jesús.

— Y yo lamentablemente no olvidaré a Daniel -dije para luego mirar mi reloj, ya eran las tres de la tarde.

Vi a mi padre entrar al salón y los sonrió levemente mientras sentaba en el sofá, se veía contento de un momento a otro. No le pregunte el porque prefería dejarlo disfrutar de su felicidad solo.

—Mañana volveremos a nuestra vida, yo al trabajo, Vicky a la escuela y tu pronto a la universidad -dijo con algo de entusiasmos. —Ya tendré una universitaria en casa, y no cualquiera; tendré a la mas guapa de toda España pero sobre todo la mas fuerte.

Querido Daniel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora