—Cuando tenía apenas doce años vi a mi madre morir, ella estaba cruzando la calle para buscarme en el colegio, yo la esperaba a través del portón pero mi madre nunca llegó... ella no se fijó al cruzar la calle y un auto a toda velocidad la impacto, ella... solo me miro al escuchar en el suelo mientras gritaba... -dije al borde de las lágrimas.
El acaricio mi espalda en silencio y luego beso mi frente de una manera dulce mientras yo intenté no llorar frente a él.
— Gritó lo más que pudo, llegaron las ambulancias, llegó papa junto a mi hermana; yo no podía acercarme a ella, no me lo permitieron. La veía perder la vida y no pude ni siquiera acercarme...
— Eres fuerte chiquita -dijo el secándome las lágrimas. —Muy fuerte
— La montaron en la camilla mientras mi madre no paraba de gritar del dolor que tenía, ensangrentada pidiendo ayuda a gritos. Yo corrí hacia ella lo más rápido que pude pero no llegue a tiempo, la vi morir -dije mirando el suelo con un hilo de voz.
Hice una pausa intentando recuperar la voz, al instante sentí sus labios en mi mejilla y sus brazos acariciar mi espalda a lo largo.
—Y desde ahí mi vida en un infierno Dani -dije con un hilo de voz mientras apoyaba mi cabeza en el hueco de su cuello.
El me mantuvo entre sus brazos por varios minutos sin decir nada, solo intentaba que mi llanto cesara. Beso mi frente durante unos segundos y luego acaricio mi mentón de manera suave haciendo que lo mirara.
—Eres fuerte Maddison, más de lo que pensaba -Acaricio mi mejilla. — Y sinceramente eres lo mejor que he podido conocer en toda mi vida, eres increíble, una guerra e inigualable -dijo antes de unir sus labios con los míos.
Lo abrace con fuerza, como si mi vida dependiera de ello. Apoye mi cabeza en su pecho abrazándolo, me mantuve así hasta calmar mi llanto y luego sentí como este me cargo de manera dulce, me dejo sobre la cama y volvió a besar mi frente.
—Descansa un ratito más, lo necesitas, ¿si? -dijo sentándose a mi lado y apoyo su cabeza sobre mi pecho manteniéndose callado.
Yo acaricié su cabello mientras cerré los ojos recordando todos mis momentos vividos con mi madre; mi primer viaje, mis vacaciones, mi primera mascota, los cumpleaños a su lado, las cenas en familia y sobre todo las veces que dormía abrazándola.
Mi pecho estaba agitado, no podía parar de llorar y mi cabeza iba a estallar en esos momentos. El solo se mantenía callado acariciado mi abdomen el cual seguía desnudo, dio un beso en este y luego acaricio mi cabello intentado que me durmiera.
—Te quiero princesa -me dijo al oído luego de besar mis labios de una manera dulce.
—Te quiero mucho más Dani -dije en un hilo de voz mientras cerraba los ojos hasta quedarme completamente dormida entre sus brazos, sin duda una de mis cosas favoritas en la vida, el era magia.
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Querido Daniel
Fiksi PenggemarEs mejor arriesgarse que quedarse con las ganas y donde hubo fuego siempre quedarán cenizas.