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En aquel momento mi cabeza era un lío, no entendía el porqué no ponía unas cortinas o algo, era como si quisiera que lo vieran disfrutando de su amor, y eso no era malo pero aún así a mi me jodia.

— Debo de irme -dijo ella luego de morder su labio haciendo que el la volviera a besar en forma de despedida.

Estos intercambiaron un par de palabras antes de que esta se fuera, se despidieron con un apasionado beso que para mi fue eterno. Dani en ningún momento miro hacia mi habitación, y agradecía eso pues no quería incomodar nuevamente.

— ¿porque no me aceptas la solicitud? -dijo sacándome de mis pensamientos.

— ¿que? -dije mientras volvía a mirarlo.

— ¿Que porque no me aceptas? Estas rara, ¿te pasa algo conmigo? -dijo mientras se cambiaba su pantalón al del pijama.

Ese acto logró que mi mirada se desviara hacia la puerta y cuando escuche su risa rodee los ojos negando. Quería incomodarme, y lo lograba fácilmente.

— No había visto tu solicitud, es todo -dije de manera seca sin mirarlo aún.

El rio sarcástico por lo cual volví a mirarlo quedándome con la imagen de verlo solo en bóxers con el pelo revuelto que lo caracterizaba. Esta vez no quite mi mirada, lo mire fijamente a los ojos hasta que vi como este encendió su móvil tomándome una foto desprevenida.

— Ala, que guapa has quedado cariño -dijo en un tono de gracia logrando que mi paciencia se agotara.

— ¿Que cojones quieres Daniel? -dije tomando aire, me estaba poniendo nerviosa.

— Quiero tener una amistad contigo, tranquila -levantó sus manos en forma de paz.

Al escucharlo negué con la cabeza y busque en Instagram su perfil para seguidamente aceptarlo y apagar la luz de la habitación para seguidamente cambiarme al pijama. Me acosté en la cama ignorando complemente su mirada sobre mi hasta que escuche de nuevo su risa.

— ¿y ahora a que viene la risa Daniel? -dije desde mi cama.

— Estas celosa Maddison y no quieres aceptarlo -dijo y cuando lo vi estaba también acostado en su cama.

— No estoy celosa Daniel, te conozco de dos días eh -digo mientras lo observo.

El simplemente levantó su pulgar y guiño su ojo desde su cama, haciendo que mi pecho volviera a agitarse. Luego, observé como bajo su mano desde su pecho hasta su abdomen sabiendo que lo estaba mirando y gruñí, sabía cómo intimidar a cualquiera.

— Buenas noches Maddison -dijo con la voz ronca a lo que yo preferí cerrar los ojos sin ni quisiera contestarle.

Querido Daniel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora