Llegué a mi habitación para asearme y dormir hasta la mañana siguiente sabiendo que posiblemente no podría ni conciliar el sueño. Mi cuerpo estaba en tensión por todo lo que había vivido en este día y sobretodo no podía apartar la incertidumbre que me producía el no saber cómo acabaría todo mañana. Aunque pudiera sentir algo de temor, confiaba en mi misma y mis habilidades, por lo que estaba segura de que podría dominar la situación. Esta sería mi primera misión en solitario, por lo menos parte de ella, hasta que aparecieran los demás para proceder a las detenciones pertinentes...
Aun así, sentía tanta rabia. Rabia de saber que esas personas estaban jugando con la vida de mujeres inocentes. No quería ni pensar en lo que tendrían que estar soportando, pues estaba claro que los captores eran unos viles degenerados, que seguro habrían abusado de ellas y maltratado físicamente...
Estaba dispuesta a acabar con cada uno de ellos, no dejaría ninguno en pie y así lograría saciar ese sentimiento de rabia y venganza que creía en mí.
Desistí de acostarme a dormir, estaba segura de que no podría conciliar el sueño. Así que salí de mi habitación con intención de pasear hasta donde me llevaran mis pies... Comencé caminando por el pasillo exterior hasta la parte trasera, con total intención de perderme en el bosque. Tal vez podría entrenar un poco más, de hecho ese día ni siquiera había podido repasar las lecciones que me había dado el abuelo... Por lo que cambie de opinión y fui directa a su estudio a por la katana de mi padre. Entre en el mismo silenciosamente, no queriendo causar ruidos y despertar a nadie. Tomé la katana y salí de nuevo, no sé porque en este caso mis pies me llevaron al lago. Y allí cerca del agua y acompañada del silencio de la noche y la ligera brisa, comencé a practicar mis katas.
Cerré mis ojos mientras dejaba mi cuerpo fluir realizando los movimientos que salían de manera natural. Mi mente estaba en blanco, mientras solo escuchaba el correr del agua y notaba el movimiento de los pétalos de cerezo a mí alrededor que rozaban de vez en cuando mi cuerpo.
Me mantuve así durante un largo tiempo, hasta que un ruido fuera de lo habitual me alerto, muy cerca de mí. De un movimiento brusco giré empuñando mi katana directa al mismo mientras abría mis ojos preparada para luchar, más lo que sentí es como la misma fue detenida en ese instante haciendo un ruido sordo de metal contra metal. Abrí mis ojos lentamente encontrándome con una sombra, el cual había desenvainado su katana con una agilidad sorprendente para detener mi ataque.No podia determinar quien era debido a la oscuridad, la noche estaba despejada y la luna iluminaba mi rostro, pero desde su posición, al estar bajo el frondoso cerezo, no podía verle la cara.Nos mantuvimos unos segundos así , con nuestro agarre firme y ejerciendo la fuerza suficiente para que nuestras espadas detuvieran su movimiento en ambos sentidos , mientras ambos no apartábamos la mirada del otro.
No sé por qué, pero de pronto mis manos empezaron a temblar y poco a poco iba ejerciendo menos fuerza. Los nervios se apoderaron de mí y una especie de presión se estableció en mi pecho al darme cuenta de a quien pertenecía esa sombra.
SAKURA: Kaito... ( susurré)
En ese momento se acerco más a mi afianzando nuestro choque y quedando cara a cara...
SAKURA: Que haces aquí?...
KAITO: Que haces tú aquí?, no deberías estar descansando?, es tarde y en vista de los acontecimientos no es seguro que estés sola por ahí...
SAKURA: No soy una dama en apuros, ya debes de haberte dado cuenta...
Sonrió ladinamente mientras mantenía su mirada en mí y la deslizaba recorriendo mi cuerpo hasta que volvió de nuevo a mis ojos, cosa que me hizo estremecer. Ninguno se había movido y tampoco habíamos bajado las armas, seguíamos exactamente igual, hasta que de repente el bajo su katana y la enfundo en su cintura.
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El dolor de un secreto
RomanceSakura guarda un gran secreto debido a una situación, que sin ser buscada se le presentó antes del inicio de la Guerra. Una decisión de la que no había vuelta atrás y que para ella significaría un gran cambio en su vida... Esta historia está contada...