Avanzábamos rápidamente por en dirección al pasillo principal con la intención de abrir puerta por puerta y liberar a cualquier prisionero que viéramos a nuestro paso hasta sacarlos a todos. Kaito caminaba en silencio , aunque podía notar como en ocasiones posaba su mirada en mi y quedaba ausente, sumido en sus pensamientos. No era momento para hablar y no le daría pie a ello por lo que procedí -aunque suene cruel- a ignorarle y centrarme en mi cometido.
En cuanto llegamos a la primera puerta, le hice seña de que se pusiera detrás de mi cubriéndome. Me acerqué y pegue mi oído a la misma para ver si había movimiento en el interior. Era de madrugada pero con el estruendo que había provocado lo más probable es que todos estuvieran alerta....
Me giré hacia Kaito y muy bajito le dije...
SAKURA: Espérame aquí....
De repente sujeto mi brazo con algo de fuerza y con brusquedad, lo que me hizo enojar.
KAITO: No entrarás ahí sola!, no sabes lo que puede haber, iré contigo!!.
SAKURA: No , es mejor que vaya sola!!! ( le espeté con enojo). Necesito que cubras el pasillo. Si entramos los dos, aparecen y nos acorralan en la habitación no tendremos escapatoria. Y si tenemos que luchar y ahí dentro hay personas, será inevitable que salgan dañadas, así que quédate aquí!.
A regañadientes y sin mirarme accedió a lo que le proponía. Ya que era el mejor plan y el más lógico. No era Shikamaru, pero mi análisis en situaciones extremas no tenía nada que envidiarle a ningún otro Shinobi y esta era la mejor opción...
Abrí la puerta muy despacio y accedí al interior. Parecía una habitación larga que no contaba con los mismos lujos que la de Masayoshi, al contrario de aquella esta solo contaba con algunos camastros viejos. Todo estaba en total oscuridad y silencio. Agudicé mis sentidos para ver si había alguien en el interior, no íbamos sobrados de tiempo y si no había nadie debíamos seguir... Hasta que oí un leve lamento, al fondo de la misma justo cuando me daba la vuelta para salir.
Giré mi cuerpo y me decidí a seguir caminando al interior atravesando los camastros que se encontraban a los laterales de la habitación. Kaito se había quedado en la puerta según mis instrucciones , pero no me quitaba la mirada de encima, o por lo menos lo intentaba.
Seguí avanzando en total oscuridad hasta que pude sentir de nuevo ese silencioso lamento. Así que armándome de valor, lleve un poco de Chakra a mi mano para iluminar el lugar y lo que vi me dejo impactada.
En el fondo de la habitación, ocultos tras el ultimo camastro habían agazapados en el suelo unas 5 mujeres y 10 niños. Algunos lloraban en silencio y otros soltaban lamentos que eran retenidos en las manos con las que las mujeres les tapaban la boca. Desde que iluminé el lugar todos fijaron su mirada en mi con terror...
SAKURA: Tranquilos... ( les dije alzando mis manos ante mi en son de paz). No voy a haceros daño, venimos a sacaros de aquí. Seréis libres....
-Como podemos confiar en ti... ( dijo una de ellas con temor)-
En ese momento no sabía como actuar. Tenían razón, como podía demostrarles que no iba a hacerles daño alguno?. No tenía como... -o sí...-
Me acerque con cuidado a una niña que estaba algo mas alejada de los demás. Estaba sentada contra la pared y abrazaba sus rodillas con fuerza. Me fijé en que las tenía todas lastimadas y llenas de cortes, muchas de ellas presentando graves infecciones por falta de cuidado. En cuando levanto su cabeza y me miro, le sonreí levemente intentando que confiara en mi y viera que no me acercaba con intenciones de hacerle algún mal...
En cuanto estuve lo bastante cerca me arrodillé frente a ella , y como acto reflejo enterró su rostro de nuevo entre sus rodillas. Puse una mano sobre su pelo y pegó un brinco de la impresión, pero luego de manera calmada comencé a acariciarla con mucho cuidado..
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El dolor de un secreto
RomanceSakura guarda un gran secreto debido a una situación, que sin ser buscada se le presentó antes del inicio de la Guerra. Una decisión de la que no había vuelta atrás y que para ella significaría un gran cambio en su vida... Esta historia está contada...