Melanie Flint
Era sábado por la tarde. Una fría tarde de diciembre y estaba sentada en el sofá, viendo la tele, en medio de mis dos mejores amigos: Anne y Liam. Los miré y una sonrisa apareció en mi rostro acordándome del momento en el que conocí a cada uno de ellos.
A Liam, un chico de ojos marrones y pelo castaño, lo conocía desde que tengo uso de razón o incluso antes, digamos que prácticamente desde la cuna. Éramos vecinos y siempre estábamos juntos, además nuestras familias se llevaban genial entre ellos. Yo era mayor que él, pero solo por los meses que van desde abril a agosto y como yo era hija única, para mi, era como el hermano que nunca había tenido. Siempre se preocupaba por mí y era el que me escuchaba cada vez que tenía algún problema, nunca me había dado la espalda, siempre, siempre estaba ahí, a mi lado. Teníamos muchas cosas en común como por ejemplo el amor por la música, aunque a él se le daba bastante mejor que a mí, a pesar de que él no quiera reconocerlo. Muchas veces montábamos números musicales que interpretábamos en las barbacoas que organizaban nuestras familias en verano, mientras él cantaba, yo bailaba, o cantábamos los dos acompañados por su guitarra. Hasta me estaba enseñando a tocarla a mí también, después de haberme puesto muy pesada en que lo hiciera.
Tendría unos doce o trece años cuando vi por primera vez a Anne. Lo recuerdo perfectamente, el primer día de curso, al entrar en clase, vi una niña morena, con el pelo recogido en dos coletas, sentada sola, sin hablar con nadie al final del aula. Decidí acercarme a ella y empezamos a hablar. Me contó que su familia se había mudado aquí, a Wolverhampton y que no conocía a nadie. “¿Cómo que a nadie? Ya me tienes a mí” le dije y ambas sonreímos. A partir de ahí, nos hicimos uña y carne y supimos que jamás nos separaríamos, estaríamos juntas para siempre. Lo único en lo que había cambiado desde aquel día era en el pelo, ahora lo tenía más largo que entonces.
- Mel, ¿estás ahí? –dijo Liam pasando una mano varias veces delante de mi cara.
- No reacciona, Liam, no reacciona, la hemos perdido.-dijo Anne haciéndose la histérica. Ella tan loca como siempre. Reí al escucharla.- ¡Ya sé! Estará pensando en su amorcito. –Sabía que me daba muchísima vergüenza hablar de ese tema.
- Pues no, ¡lista! –dije dándola en el brazo.
- Ya, ya, ¿y porqué te pones como un tomate, eh, eh?
- ¡Cállate! –dije poniéndome aún más roja.
- Basta, basta chicas.-dijo Liam riendo y poniéndose en medio de las dos. Aún parecíamos niñas de siete años.
- Ella tiene la culpa de todo.-dije señalándola con el dedo poniendo voz de niña pequeña.
- No te metas tanto con ella, Ann.-le dijo Liam y yo la saqué la lengua.- Y tú para ya también.-me dijo a mí, me había visto.
- Está bien.- dijimos las dos a la vez y nos echamos a reír.
Y ésa era parte de nuestra rutina diaria, pequeñas “peleas” que acababan siempre en un montón de risas.
Después de pasar un rato más charlando, haciendo bromas y sin hacer caso a la televisión, llegó la hora de cenar y volver a casa. Nos levantamos del sofá y nos dirigimos a la puerta. Cogí mi abrigo, me puse el gorro de lana y los guantes, tenía que hacer muchísimo frío fuera. Liam hizo lo mismo, nos despedimos de Anne con un “¡Hasta mañana!” y salimos de allí.
- ¿Vas a decidirte al fin? –me preguntó de repente mientras caminábamos.
- ¿Decidirme? ¿A qué?
- Vamos Mel, no te hagas la tonta. Sabes perfectamente a lo que me refiero.-resoplé.- El baile es la semana que viene.
- Lo sé, he oído que irás con ¿Amanda? –no pude evitar reírme. Amanda era una de las chicas más insoportables del instituto.
- Sí, tengo que ir con ella, no hubiera sido de caballeros decirla que no. Al menos ella se atreve a pedírselo a un chico, no como otras.-me señaló con el dedo.
- Bueno, bueno, está bien, lo haré, pero con una condición.-empecé a decir.- bueno, no, dos condiciones.
- ¿Cuáles son? –me preguntó riendo, casi habíamos llegado a casa.-
- La primera, que me reserves un baile a mí.-ambos reímos.
- Concedido, ¿y la segunda? –preguntó curioso.
- Como tú dices que hay que enfrentarse a las cosas y bla, bla, bla…la segunda condición es que si yo le pido ir al baile juntos, tú me prometes que te presentarás de nuevo este año a las audiciones de “The X-Factor”-dije parándome en la puerta de mi casa.
- Pero…
- Nada de peros.-le interrumpí.- Liam, sabes de sobra que tienes talento, te cogerán esta vez.
- ¿Y si no lo hacen?
- Lo harán, además el que no arriesga no gana, ¿verdad?
- Verdad.-dijo asintiendo con la cabeza.
- ¿Entonces?
- Hecho.-sellamos el pacto con un apretón de manos.
- Hasta mañana.-le dí un beso en la mejilla.
- Hasta mañana, Mel.-me metí en casa y él entró en la de al lado.
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Take Me To Another World (L.T.)
FanfictionAparentemente su vida era de lo más normal: tenía unos padres a los que adoraba más que a nadie en este mundo, tenía buenos amigos que hacían que viviera feliz cada segundo, cada minuto y cada hora de los días que pasaba junto a ellos y también habí...