Capítulo 15

685 70 6
                                    

POV: Adara

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

POV: Adara


—¿Qué? —susurré conmocionada sin dejar de mirar las llaves de mis manos.

—Para que abras la repostería de tus sueños. La que siempre soñaste tener.

Parpadeé alucinada.

—¿Me has comprado un edificio de dos plantas para que abra mi repostería? —exclamé casi sin aliento y realmente sorprendida.

Asintió muy tranquilo y complacido.

—Sí. ¿Quieres ver el interior? —me tomó de la mano porque yo fui incapaz de reaccionar por mí misma.

Aún estaba asimilando que mi hombre me había comprado un edificio para mí. ¡Para mí! ¿Estaba loco? No había sido una simple joya o un vestido... todo un edificio.

Pasamos al interior grande y espacioso con las paredes en blanco y suelo de mármol. Había unas escaleras de madera que ascendían hacia una segunda planta que solo era un poco más pequeña que la planta inferior.

—Pero Enzo, esto es demasiado —dije balbuceante y anonadada.

—Nada es demasiado cuando se trata de ti —me rodeó la cintura con sus fuertes brazos estrechándome contra él.

Lo contemplé emocionada con el velo de las lágrimas surcando mis ojos.

—No puedo aceptarlo. Es demasiado.

Rió entre dientes ante mi obstinación de rechazarlo.

—No hay vuelta atrás. Es todo tuyo.

Ese «todo tuyo» me hizo estremecer.

—¿Cuánto te ha costado?

—Nada. Me ha salido tirado —me hizo un gesto despreocupado.

Si claro. Un edificio de dos plantas frente al mar te lo dejaban tirado de precio. No sé si creerle.

—Enzo... no sé... me has dejado sin palabras —expresé con la voz ahogada.

Inspiró hondo mirándome. Me rodeó la mejilla con la mano con un brillo de ternura en sus ojos.

—Quiero ver realizado tu sueño. Quiero que llenes este sitio de tus creaciones. El mundo necesita que alguien le endulce la vida. Y se de antemano que tú eres una cocinera de postres magistrales. ¿Qué haría este mundo sin gente como tú que le hace más dulce su vida? Los dulces dan gran felicidad.

Acabé totalmente derretida. Sonrojada. Maravillada. ¿Cómo podía ser así conmigo? Me aclaré el nudo que tenía en la garganta. Dejé mi mirada húmeda en el espacio. Él aguardó calmado a que le respondiera, y al ver que no lo hacía hizo una mueca inquieto.

—¿No te gusta?

¿Qué no me gustaba?

—¡Me encanta! —exclamé emocionada con las lágrimas corriendo por mis mejillas y me puse de puntillas para darle un beso—. Gracias por ayudarme a realizar uno de mis deseos.

El deseo de Adara [Deseo Éire #2] © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora