Capítulo 12

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POV: Enzo

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POV: Enzo


Subí a la superficie al sentir como la oscuridad del océano quería zambullirme para envolverme en sus gélidos brazos y seducirme para derrotarme. Cada segundo que no llegaba a la superficie era un «latido» que me hacía rendirme... porque sé que no merecía llegar. No merecía luchar por mi vida. No merecía vivir.

La luz del día se hizo más clara e intensa y alcé la mano saliendo a la superficie, ahogando la respiración de mis pulmones que habían estado apresados. Las aguas heladas estaban enturbiadas y llenas de espuma, las olas se mecían indomables a mí alrededor con el cielo encapotado.

Me giré hacia un lado, hacia el otro, mirando la superficie llena de una marejada indómita.

—¡Sam! ¡Sam! —grité dejándome la voz.

El corazón me golpeaba acelerado a cada segundo que no lo veía.

—¡Sam!

Levanté la cabeza mirando el acantilado. Me había inclinado, me había impulsado, y me había tirado del acantilado hacía menos de cinco minutos.

—Lo siento. Yo no quería. Perdóname —le supliqué en un gimoteo.

Una ola me alcanzó y me envolvió en ella manejándome en su indomable naturaleza, sintiendo como me quedaba atrapado por un torbellino bajo el agua. Después de segundos de lucha, logré volver a la superficie ahogando el aire de mis pulmones.

Con el cuerpo entumecido por el frío, me giré con brusquedad salpicando agua.

—¡¡Sam!!

Los ojos me escocían y no dejé de parpadear para tener mejor visión. Amargué mi expresión buscándolo con desesperación y ahogo. Y una figura se proyectó a menos de veinte metros. Una persona estaba flotando boca abajo. ¡Era él!

—¡Sam! Ya voy —vociferé atenazado por el miedo de verlo boca abajo—. Aguanta.

Nadé con fuerza a pesar de que el mar se ponía en mi contra tratando de llevarme hacia la corriente. ¡Lo he encontrado! ¡Lo he encontrado! ¡Lo he encontrado! Me grité. Cuando llegué a su cuerpo me choqué de morros con un arrecife que sobresalía del agua.

Me quedé lívido, más de lo que ya estaba por estar en estas aguas congeladas.

—No, maldita sea. ¡Era él! ¡Era él! —me enfurecí golpeando el agua al sentirme impotente.

Y sin verlo venir una ola con más dos metros de altura se abalanzó sobre mí, me golpeó con toda su fuerza salvaje manejándome en su elemento, ensañándose. La corriente finalmente me atrapó, vapuleándome. Sentí las olas manejando mi cuerpo como una marioneta, como si quisieran partirme en dos... arrastrándome hacia la oscuridad del océano. Luché por guardar mi aliento. Hasta que llegó el momento en que ya no pude más. Mi hálito se desvaneció así como mi fuerza de voluntad por sobrevivir. La presión del agua en mis oídos fue ganándome. Luché. Luché en vano. Podía sentir como mis pulmones se encharcaban de agua y mi cuerpo se convulsionaba por intentar respirar. Me estaba muriendo y lo sabía. Mi cuerpo fue bajando hacia las profundidades de aquellas aguas gélidas y oscuras. Y en mi aún activa mente solo resonaba una pregunta:

El deseo de Adara [Deseo Éire #2] © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora