Capítulo 19

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POV: Adara

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POV: Adara


Mi cuerpo automáticamente se pegó contra el deportivo al verlo a unos pasos de mí. Ya no tendría tiempo de abrir la puerta, porque sé que me lo impediría. Me lo decía su rostro, sus ojos. Quería acojonarme, pero no lo conseguiría tan fácil. Disimulada, ojeé a mi alrededor.

Esto era surrealista. No había nadie en esta calle.

Me aclaré la garganta e intenté mantener una postura tranquila y llena de seguridad.

—Sabes de sobra que te merecías esa patada —le eché en cara, sulfurada—. Casi le rompes la pierna a Enzo. ¡Por Dios, era un partido de fútbol benéfico!

Bien que me dijo que no le pillaría con la guardia baja. Pues ja. Lo pillé. Y bien merecida que se tuvo esa patada en sus partes. No me arrepentía.

Él bufó con despectivo desdén.

—Y a ti que te importa lo que le hubiese hecho al pescadero.

Huy no. Por ahí no. Apreté los dientes.

—Me importa todo lo relacionado con el hombre que amo.

Medio sonrió.

—¿Amor? —hizo una pausa al tiempo que se cruzaba de brazos muy tranquilo—. El amor tiene tantas facetas. Tantas caras.

¿A qué venía eso?

Rogaba porque apareciera alguien, pero malditamente eso no pasaba.

—Aléjate Tommy —le advertí con la voz firme.

—¿O qué? —me respondió muy prepotente acortando un paso más.

El cuerpo se me puso rígido. Apreté los labios buscando las palabras que lo acobardaran.

—Volveré a darte otra patada y esta vez irás directo al hospital —bajé la mirada nerviosa, mientras respondía.

Mierda. Mi voz había temblado. Y él lo había notado. Me entrecerró los ojos irritado y acortó la distancia agarrándome del brazo en un pestañeo.

—¡Suéltame! —intenté sacudirme entrando en pánico.

—Te crees muy importante por ser una Williams, ¿verdad?

Agrandé los ojos observando su odio reflejado en las profundidades de su iris verde.

—¿Qué dices? Estás muy mal, Tommy —le grité.

Me obligó a apartarme del deportivo subiéndonos a la acera. Y me estampó contra una pared poniendo las manos a cada lado de mi rostro para atraparme. Me quedé sin aire mirando sus ojos llenos de furia, y un tic visible en su ojo izquierdo que le hacía más peligroso. La sola idea de tenerlo cerca me repugnaba y mi cuerpo me gritaba que huyera. Tranquila, Adara. No hagas nada que lo enfurezca. Estás sola. Me dije precavida. Odiaba que él fuera tan alto y fuerte, y yo carente de saber autodefensa.

El deseo de Adara [Deseo Éire #2] © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora