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-Vaya, vaya, vaya... Déjame ver bien a las mascotas -observó los cuadros que habitaban en la habitación de él.

-¡Ey! Deja eso -ella zafó su mano, elevándola.

-Ella debe ser Adelina -apuntó a la mujer bajita, que posaba con una mujer robusta, una delgada y una alta -uy, y la rechazada Gema -rió entre dientes -y... -se detuvo y acarició la imagen de la delgada. Su cuenca parecía que poseía el ceño fruncido -... Lilith -frunció con cuidado su ceño -entonces los rumores eran ciertos, ¿eh? -la foto enmarcada finalmente fue despojada de su mano. La muñeca esquelética volvió a su brazo y observó al humano.

-¿Hablas de Amatista, Garnet y Perla? -habló dejando la foto en su mueble -deja a mis tías en paz.

-Wow, qué tías -ironizó y caminó por la habitación.

-¿Por qué nunca contestas mis preguntas? -ella se echó en la cama de él y se acomodó.

-No lo sé -giró su cabeza y agarró el celular del muchacho -¿por qué eres tan... Patético? -tocó con su dedo el celular y frunció el ceño.

-¡Oye! ¡Lo vas a romper si lo apretas fuerte! -ella siquiera lo miró y siguió haciendo lo que quería. -¡Basta! -se lo arrebató -no tienes piel como para que se prenda.

-Qué inútil aparato -sus pupilas se movieron, mostrando lo igual de molesta que estaba -bueno, los humanos son inútiles, apuesto que lo creó un hombre rubio menemista, de ojos azules y ¡blanco! -recalcó su color de piel.

-Dios, ¿puedes dejar de ser odiosa?

-¡Oye! "No gastes el nombre de Dios en vano" -juntó sus manos y luego rió -por cierto... -se levantó de su cama de un salto y caminó a ver una foto de los padres del chico. Ella tomó con cuidado la fotografía, llegando a mirarla con asco. -Asherah... -arrastró.

-¿Qué tanto balbuceas?

-Balbuceo el hecho que eres un estúpido, ¿acaso te masturbas con esta foto? -la dejó en su lugar recostada boca abajo. El muchacho se atrevió a acomodar la fotografía de su madre con su esposo.

-¡Claro que no! Me-me masturbo mirando otras cosas -tartamudeó.

-¿Como qué? -abrió los cajones del muchacho y encontró un rollo de papel higiénico -wow, el coronavirus te afectó, ¿eh?

-¡Deja de decir cosas que no entiendo!

-Oh, cierto que esto es una realidad donde no pasa nada -se cruzó de brazos y dejó caer al suelo el rollo -qué pésima calidad.

-¿Qué? A ver: ¿cómo que eres una parca?

-Pasó una hora de eso, nene, reacciona -chasqueó sus dedos y miró los pósters de las mujeres semidesnudas.

-¡Pasó una hora que no respondes ninguna de mis dudas! Me estresas.

-¡Oh, una pregunta!

-¿Por qué debo contestarte sino me contestas tú?

-¿Porque yo soy más querida? ¡Obviamente! -acomodó sus cuernos que simulaban ser unas coletas -bien, ¿por qué tienes una foto de tu madre con otro hombre? -él mostró incredulidad.

-¿De qué hablas? Yo nunca conocí a mi padre -Salem entrabrió los labios.

-¡Pues claro! ¿Se fue a comprar cigarrillos?

-Falleció -aplanó los labios -pero mi madre me dijo que el de la foto era mi padre -la parca asintió.

-Uh-uh... -suspiró y se giró a ver por la ventana. -... Tu madre vino.

¿Cómo estás, Steven? | StevnelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora