Capítulo 13

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A la mañana siguiente inicio la jornada laboral estrepitosamente mal, y lo digo, de manera casi literal. Acabo tirado en el suelo de madera, rodeado de cajas, y Paul corre hacia mí con el horror reflejado en su cara de .

-Mierda, ¿estás bien? –se agacha para ayudarme a levantarme me alisa la camisa azul-. Lo siento muchísimo. Iba a llevarlas al almacén.

Revolotea a mí alrededor como una mama gallina, barboteando sobre libros de salud, de seguridad y de prevención de accidente. ¡Dios! Que pesado se pone a veces.

-Paul, estoy bien. Quítame las manos de ahí.

Al instante, retira de mis bíceps las manos nerviosas entre risitas.

-¡Que bíceps tienes! No me había fijado en ellos.

-Paul.. –le advierto.

-Ya, cari, ya. –responde.

-¿Qué hay en esas cajas?

-Muestras. Sal recibió la entrega. Lo lógico sería que las hubiera guardado en el armario. Esa chica es una inútil. –protesta.

Rastreo la oficina y veo a sal peleándose con la máquina de hacer expresos. La verdad es que esa chica vive en su propio mundo.

-Buenos días –oigo como saluda a Olivia antes de verla-. Paul, no pienso volver a salir contigo –le recrimina mientras se sienta en la silla.

Los miro a los dos y me quedo esperando una explicación, pero parece que ninguno está dispuesto a dármela.

-¿Qué pasa? –pregunto.

Paul se encoge de hombros con expresión de culpabilidad y Olivia inspira hondo para empezar a detallar sus quejas punto por punto:

-¡Volvió a dejarme tirada! –exclama, y dirige a Paul una mirada acusadora.

Dejo el bolso junto a mi mesa y observo a Olivia mientras lanza todo tipo acusaciones a Paul, que parece sentirse muy culpable.

-No vuelvas a pedirme que salga contigo en la vida –espeta y lo señala con el bolígrafo-. El viernes te largaste con el ingeniero y anoche no tuviste la decencia de irte siquiera con el mismo. –finaliza.

-¡Paul! –exclamo-. ¿No se suponía que el ingeniero era tu alma gemela? –le recrimino.

-Sí, cari –me responde-. Pero estoy probando muestras antes de elegir una.

Olivia resopla y gira su silla para darle la espalda con mucho cuidado, apoyo el asiento suave y acolchado de la mia, que en estos momentos me parece de hierro, y hago una mueca de dolor. Saco el móvil del bolso y veo un mensaje de Ed.

Me he ido temprano. No he querido levantarte por si estabas soñando con señores. ¿Nos vemos en el café a las 13? Tengo que estar de vuelta a las 14:30 :*

Sin duda alguna, despierto también sueño con él. Empiezo a contestarle para rechazar su invitación –he quedado para que me follen-, pero me detengo a mitad del mensaje. Una llamada interrumpe y veo el nombre de Ryan en la pantalla. ¿Ahora que quiere?

-Hola –su voz suena triste. Eso no me lo esperaba

Contengo la respiración y me muerdo con fuerza el labio inferior.

-¡Adams, por favor! –me ruega. El Ryan arrogante y seguro de sí mismo ha vuelto a desaparecer y ha sido sustituido por un extraño tímido e inseguro.

Indomable - MirameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora