Capítulo 14

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Entro prácticamente arrastrándome por la puerta principal, Ed está en la cocina fumándose un cigarrillo en la ventana.

-Tienes que dejarlo –le digo

No fuma mucho, solo un par de vez en vez, pero es una puta mierda ese hábito.

Le da una última calada y lo tira por la ventana antes de bajarse de la encimera.

-Me ayuda a penar –se defiende.

Sí, siempre viene con el mismo cuento, debería preguntar en que está pensando. Pero ya se la respuesta a la pregunta.

-¿Y las cervezas?

Dejo caer bolso que llevo al hombro y me mira disgusto. He cometido un pecado mortal: se me ha olvidado las cervezas.

Tengo la cabeza en otra cosa.

-Lo siento.

-Voy a la tienda. Tu tranquilo. ¿Te apetece cenar pollo frito?

Coge su billetera de la mesa y mete los pies en las chanclas.

-Sí, lo necesito.

Camino el pasillo hasta mi habitación. No tengo ánimos de absolutamente nada.

Me siento en el sofá con Ed y solo picoteo las patatas fritas de mi plato. Le apetito ha desaparecido y apenas presto atención a la TV. Tengo la cabeza hecha una mierda.

-Venga, suéltalo –me exige Ed.

Vuelvo la cabeza hacia mi temperamental amigo con una patata frita a medio comer. Soy un imbécil por pensar que podía disfrutar en paz de mi deprimente estado de ánimo. No estoy de humor para hablar, sigo comiendo patata.

-Él te gusta.

¡Qué novedad! Me gusta.

-Solo me traerá problemas. Déjalo ya. –refunfuño.

-Lo has dejado plantado por tu ex novio –deja su plato en la mesita que está delante del sofá-. ¿Qué esperabas?

Lo miro con el ceño fruncido.

-Él no sabe por qué lo he dejado plantado. Solo que no aparecí y ya.

-Ya. Entonces no le gusta que le dejen plantado –ríe-. Por cierto, estoy muy cabreado contigo.

De repente se pone serio.

Está hablando acerca de Victoria.

-¿Preferías que no te dijera? –le pregunto.

-¡No me has avisado con bastante tiempo para que pueda irme de la ciudad! –gimotea.

¡Cuánto drama!

-Estas ahogándote en un pequeño vaso de agua. No tienes por qué verla.

-Desde luego que no.

-Perfecto entonces, ¿No?

Intento cambiar de tema.

-¿Qué tal Cliff? –pregunto fingiendo desinterés.

-Estupendo. Es un buen colega. Jason volvió al bar con cara de cabreado, así que lo deje allí. Hemos intercambiado teléfonos.

-Ya.

Indomable - MirameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora