Capitulo 20

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Después de soltarme una charla sobre la irresponsabilidad, el doctor Baker, nuestro doctor de toda la vida, me hace un examen físico, me da la orden para una ecografía para descartar que no sea mas que solo un simple dolor, me receta analgésicos y me manda a casa, a guardar reposo y no hacer movimientos bruscos. No sin antes preguntarme cómo les va a mis padres y que les de saludo. Se alegra de saber que todo va bien. Y me despido de él.

Paro en la farmacia de camino a casa y llego a la puerta justo antes de las seis. Es estupendo llegar a casa tan pronto para variar. Me sorprende que Ed no esté, pero veo a Mate aparcado fuera, así que no está repartiendo tartas.

Me doy una ducha, me pongo unos pantalones cortos y una camisa de tirantes. Cuando termino, saco el teléfono y pongo los ojos en blanco al ver las veinte llamadas perdidas. En un arranque de sensatez, borro los mensajes que hay sin leerlos. De pronto el móvil empieza a iluminarse en mi mano mientras me dirijo a la cocina. ¿Es que este hombre no se cansa? Se nota que no está acostumbrado a que lo rechacen, y está claro que no le gusta.

Cojo una cerveza. Doy un respingo al oír un fuerte golpe en la puerta de casa.

-¡Adams!

-Ay, Dios -mascullo.

-¡Adams! -ruge al tiempo que vuelve a golpear la puerta.

Cruzo a toda prisa el salón para atisbar a través de la persiana y veo a Jason mirando fijamente hacia la ventana. Está muy agitado. Pero ¿qué le pasa a este hombre? Puede quedarse ahí fuera toda la noche si quiere porque no pienso abrirle. Colocarme frente a él, cara a cara, sería todo un error. Se lleva el móvil a la oreja y el mío empieza a sonar una vez más. Rechazo la llamada y lo observo mientras mira su teléfono con incredulidad. Lo tira contra la acera y lo pisa con los pies ¡JODER! VAYA GENIO.

-¡Adams! ¡Abre la puta puerta!

-No -replico, y veo que recorre el camino hasta la carretera. Casi me da un infarto al ver llegar a Cliff en su Porsche. Ed baja de él.

«¡Mierda!»

Se acerca a Jason, que no para de hacer aspavientos con los brazos como un loco. Cliff se une a ellos en la acera y le da unas palmaditas en el hombro para ofrecerle consuelo. Hablan durante unos instantes y Ed se dirige hacia la puerta de casa seguido de ellos

-¡No, Ed! -le grito a la ventana-. ¡Mierda, mierda, mierda, mierda!

Se acabó, ¡nuestra amistad se ha terminado!

Me quedo ahí plantado en el salón. Oigo que la puerta se abre y golpea la pared, y después unos pasos decididos que suben a toda prisa por la escalera. Jason entra de inmediato como un rayo en el salón. La ira de su rostro se torna en alivio durante unos instantes, pero luego se transforma de nuevo en furia absoluta. Su traje gris está perfectamente planchado y aseado, a diferencia de su pelo desaliñado y su frente sudorosa.

-¿Dónde MIERDA has estado? -me grita tan fuerte que siento, literalmente hablando, su aliento en las orejas-. ¡Casi me vuelvo loco!

«No hace falta que lo jures».

Me quedo de pie mirándolo. No sé qué decir. ¿De verdad cree que le debo explicaciones? Ed y Cliff entran detrás de él, callados y nerviosos. Miro a Ed y sacudo la cabeza. Me muero por preguntarle si «este» Jason también le gusta.

-Nosotros nos vamos al The fuck a tomar algo -anuncia Cliff con voz serena, y empuja a Ed El no hace nada por detenerlo. Se marchan y yo maldigo para mis adentros a esos gallinas por dejarme a solas con este pirado.

Inspira profundamente unas cuantas veces para calmarse. Mira al techo con gesto de cansancio antes de volver a clavar su abrasadora mirada en la mía y llegar con ella hasta lo más profundo de mi ser.

Indomable - MirameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora