Las intenciones aún no se pintan con claridad—Umbra.
Me duele el rostro, creo que mi mandíbula fue fracturada. No fui a la enfermería, resulta que si me desviaba por ahí el profesor de matemáticas me hubiera dejado fuera de su clase, él no deja que nadie entre fuera del horario impuesto por la escuela. Así que estuve sufriendo durante toda su clase, pero ahora me encuentro recostado en la camilla de la enfermería, deseando estar en casa durmiendo. No sé porqué, pero siempre pienso en dormir.
—Felicidades, Broken —habla la enfermera mientras deja el botiquín en uno de los armarios. No la escuché entrar—. Nadie sale tan bien al meterse con esos maleantes.
—Eso me dijeron.
En realidad es totalmente una sorpresa que no me hayan dado una paliza de esas que te dejan rogando por que se detengan. Aunque hubiera sido en vano, yo no suplico y jamás lo haré. Es una regla que tengo, luego de lo que sucedió hace tres años atrás. Yo supliqué a mis padres y solo la puerta de la que era mi casa me escuchó.
—Alguien debería detenerlos, pero nadie es lo suficientemente valiente como para enfrentarlos.
—Nadie es lo suficientemente idiota para hacerlo.
Ella no me escucha, no es mi intención que lo haga por eso es que lo susurro para mi mismo. Cuando la enfermera se marcha y me pide que descanse unos minutos antes de regresar a clase, no le hago caso, ya no me siento mal, duele un poco, pero no es nada que me vaya a detener, por lo que salgo de la enfermería, en mi camino a mi curso, compro un refresco en una de las máquinas expendedoras.
—Mierda, ya no queda mucho tiempo —mascullo mirando mi viejo reloj de muñeca.
Odio completar tareas en casa, también detesto estudiar, pero soy bueno a la hora de hacerlo.
—¡Puedes irte a la mierda, Nicolas! —Me detengo cuando escucho la voz molesta de una chica—. Eres un maldito hijo de puta.
—Georgina, vamos, esto solo fue por diversión, ya no me divierto, o sea que terminamos —suelta con fastidio el de ojos claros.
—¡Maldito!
Desde mi lugar puedo ver todo; a Nicolas pasmado ante la mano de su ahora ex, azotando con fuerza en su rostro, dejando un color rosado en su mejilla izquierda. Me tenso cuando él se gira dándole una mirada fulminante.
—Agradece que eres mujer, de lo contrario verías un lado diferente en mí, Georgina —dice con frialdad el chico alto para luego marcharse por el pasillo.
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Corazón de brujo.©#1 [LGBT]
Teen FictionEstá historia promete envolverte en la vida de un joven talentoso y lleno de guerras internas que intenta superar las heridas que las personas a su alrededor han venido causando desde que tiene memoria. Él es sinónimo de poesía y soledad, su mundo n...