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Los instintos de un rebelde brillan en sus ojos—Umbra

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Los instintos de un rebelde brillan en sus ojos—Umbra.

Abro los ojos cuando una mano me da de lleno en la cabeza, tampoco espero para quejarme.

—Levanta el culo, Brok —Suspiro y le doy una mala mirada—. No me mires así, te hago un favor, no puedes faltar al instituto.

Veo como tras decir eso sale de mi cuarto, con pereza inicio a levantarme, miro la hora en el reloj de mi muñeca y sonrío porque no llegaré tarde hoy.

La situación con Ackerson sigue un poco tensa, me siento un poco culpable por haber dicho todas esas cosas, maldición fue violado por mi ex. Tampoco es que yo sea adivino como para saber lo que había sucedido en ese tiempo. Él me dijo a la cara que se estaba follando a mi novia y que para colmo habían iniciado un romance. Ahora entiendo que solo dijo eso por las maniobras de una serpiente desquiciada. Muevo la cabeza quitando esos pensamientos que por ahora no necesito en mi mente.

Salgo del pequeño cuarto ya listo con mi mochila en el hombro.

—Desayuna —ordena el castaño apenas me ve con la mano en el pomo de la puerta, cosa que me detiene de golpe—. Y yo te llevo al instituto, aún tengo mí auto.

—No, no hace falta...eh, nos vemos —Abro la puerta y salgo del departamento con rapidez.

No tardo demasiado en llegar al edificio en el que estudio, el guardia de seguridad me da una mirada seria, pero no comenta nada, con velocidad entro junto a los demás estudiantes.

Me deslizo por los pasillos con la mente en las nubes, o mejor dicho en el asunto con mi mejor amigo, porque a pesar de todo yo nunca llegué a odiarlo, solo estaba tan enojado que deseaba olvidarlo por completo. Ahora las cosas son difíciles y diferentes, no sé cómo debería actuar con él. No quiero hablar nuevamente del asunto porque me da rabia todo lo sucedido y también porque no sé como afrontar la situación.

Me siento mal por él, sobre todo porque fue expulsado de su casa, sé muy bien cómo se siente eso y lo difícil que es abordar ese tema. Me gusta decir que me fui, pero mis padres me echaron y yo solo decidí no volver.

—Malditos padres de porquería —mascullo al mismo tiempo que abro mi casillero—. Debería ir a esa mansión y bam romper unas cuantas ventanas o la nariz de ese hombre imbécil.

Cierro los puños y le doy un puñetazo al locker sintiendo el dolor en mis nudillos, sin embargo, eso no me importa, es leve comparado con la frustración de mi mente.

—Aparte de suicida eres un loco que habla solo, interesante.

Doy un salto al escuchar la voz de Linden a mi lado. El pelinegro me observa con diversión, su cuerpo está recostado en uno de los casilleros junto al mío.

—¿Sabes quién soy? —inquiere, por su tono es una pregunta seria que requiere de una contestación rápida.

—No, ni puta idea —Hago una mueca cuando se me escapa esa respuesta.

Aunque no es una mentira, yo no tengo idea de quién es el líder de los badboys, solo sé lo que los demás dicen y sí, he visto sus acciones rebeldes y de "malhechores" pero eso sinceramente no me dice quienes son.

Los rebeldes ocultan miseria y soledad, lo sé porque conocía a alguien así.

—Entonces vamos a darte una respuesta clara, Broken.

Y no termino de parpadear cuando un puño potente me deja tirado en el piso.

—Ponte de pie —exige Linden, muevo mi cabeza e intento ordenar mi cerebro—. Que te pongas de pie, Coleman.

Mientras le hago caso me pregunto cómo rayos es qué ellos saben mi nombre y porqué demonios soy su víctima del día.

—¿P-Por qué están haciendo esto? —pregunto sintiendo el palpitar que dejó ese golpe que provino nada más y nada menos que de Nicolas Rodriguez—. No les he hecho una mierda.

No hables Broken, te van a hacer papillas.

Y como si mi pensamiento fuera una adivinanza siento otro golpe, esta vez en mi estómago, joder, creo que olvidé como respirar.

—Calma, Will, no queremos que se desmaye —Se ríen y por un instante deseo reírme también, seré famoso por recibir una paliza de los badboys.

—Bien, terminemos con esto de una vez —dice Linden.

Y maldigo cuando él me da otro puñetazo, no caigo al suelo ya que alguien me sostiene con fuerza.

—Hazlo Wilson, solo faltas tú —La voz divertida de Nicolas me hace pensar en una serpiente en mi cuello.

—Lo pides, lo tienes —Y ahí está, otro puñetazo justo en mis costillas.

Y esta vez caído al suelo, maldigo cuando noto que algunos estudiantes están curioseando la situación en la que me encuentro.

—Te esperamos para almorzar, Coleman —dice el pelinegro al tiempo que se aleja con su grupo riéndose.

¿Qué rayos ha sucedido?

Ahora tengo un almuerzo con los chicos malos y, mira, fueron tan corteses como para invitarme con cálidos puñetazos.

El mundo está loco y, yo lo estoy aún más por aceptar internamente esa invitación.

Umbrablack.

Corazón de brujo.©#1 [LGBT] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora