La esperanza está envuelta en soledad—Umbra.
Como de costumbre, esa mañana su alarma no sonó, así que tuvo que levantarse, cambiarse y entrar al baño para luego salir corriendo de casa, o mejor dicho de la pocilga donde se tiraba a dormir luego de sus múltiples trabajos de medio tiempo, a toda velocidad.
La precariedad siempre vivió con él así que no le daba demasiada relevancia a su vida como adolescente que a su corta edad fue expulsado de su hogar. Y no era como que fuera gay o tuviera un comportamiento maleante, no, simplemente sus padres no lo querían y fue fácil para ellos darle una patata en el culo fuera de sus vidas y casa.
—Llegas tarde, malcriado —gruñó el guardia de seguridad apenas lo vio correr en su dirección; cansado y medio sudado—. No puedes entrar, para la próxima llega a tiempo y no seas un flojo.
El hombre de uniforme era un maldito y para colmo lo odiaba sin motivos, o quizás simplemente odiaba a todos los adolescentes del planeta. A él no le importaba en lo absoluto, pero al menos debía intentar convencer al mayor con su argumento sincero.
—M-Mi alarma se averió...
—Ese no es mí asunto, mocoso. Largo, no me importan tus problemas —Señaló el gran portón—, por aquí no pasas.
Por poco suelta una maldición, pero la confianza para ver las reacciones de los demás no era la mejor así que con desilusión se giró sobre sus talones, dispuesto a marcharse, sin embargo, se quedó de piedra cuando el grupo de los tan aclamados “badboys” apareció frente a su vista, solo unos metros los separaban y ya sentía que temblaba.
—No me jodas, solo follamos, a la mierda sus deseos de un puto romance, no estoy para esa mierda —Se quejó uno de ellos.
—Vamos, Nicholas, a poco no te gustó, dale su cuento de hadas y cuando te canses de ella, déjala.
Conversaciones así lo ponían bastante nervioso, sobre todo porque creía que las mujeres merecían todo el respeto del mundo, pero vamos, él no era nadie para estar dándoles lecciones a un grupo que con solo mirar a alguien parecían asesinarlo.
Daban miedo.
Por acto reflejo se pegó a la pared, quedándose completamente inmóvil, quizás si no respiraba ellos no lo verían en lo absoluto. Y como deseaba, los cuatro chicos no lo notaron, no por sus dotes de invisibilidad, sino porque iban demasiado enfrascados en sus asuntos de mujeres y sexo como para perder el tiempo con él.
—¿Llegando tarde?, esto ya no sorprende a nadie —La voz del guardia sonaba molesta—. Siempre dándoselas de chicos malos cuando solo son una bola de mocoso malhechores sin futuro.
—Vamos, gruñón, solo son cinco minutos de retraso, déjanos pasar —dijo uno de los chicos extendiendo un paquete de cigarrillos con una sonrisa retorcida—. Qué dices viejo, podemos pasar, ¿cierto?
—Espero que tu única neurona mida el tiempo correctamente para mañana, quizás y seguro los dejo pasar si obedecen las reglas, pero hoy pueden darse vuelta y largarse.
El hombre de canas visibles tomó el paquete de color blanco y sin miramientos lo arrojó al vote de basura ubicado cerca del portón que dejaba a la entrada del gran edificio escolar.
—Ni siquiera sé porqué vienen a este lugar si son solo basura sin futuro.
Definitivamente a ese hombre no le importaba en lo absoluto que se tratara de esos chicos problemáticos, admiraba eso de él, no parecía tener miedo a decir lo que pensaba ni a enfrentarse a los badboys que intimidaban a cualquiera, adolescentes y adultos por igual.
—Ah, qué viejo más hijo de...
—Vámonos, no vamos a rogarle a un maldito viejo gruñón, vayamos a TunRun ese lugar no está contaminado con las palabras estúpidas de un anciano precoz.
—Precoz tu abuelo, mocoso idiota —les dijo con la voz cargada de irritación.
Escuchó a los adolescentes reírse burlones del guardia, a esos chicos le faltaban muchos modales, pero de igual forma algo en él se sintió atraído por esos cuatro adolescentes rebeldes y altaneros. Seguramente estaba loco por pensar de ese modo, pero él no podía evitarlo.
Aún estaba apegado a la pared observando a los chicos alejarse. Siempre había sentido curiosidad por ese local a unas calles del instituto. TunRun no era sitio para cualquiera, y por ello es que jamás tuvo el valor de ir, pero en ese momento decidió que por una vez en su vida debía hacer algo diferente, y por ello fue que a una distancia considerable comenzó a seguir los pasos de esos cuatro adolescentes de moral dudosa.
Claro que jamás se imaginó que seguir a esos chicos le traería un nuevo comienzo, uno lleno de muchos cambios, problemas, locuras, oh, y un romance mágico.
Él nunca imaginó que sería parte de ese grupo de adolescentes sin dirección y que a pesar de sus miedos y todo el dolor que llevaba cargando desde niño, él podría ser parte de algo grande y único.
Umbrablack.
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Corazón de brujo.©#1 [LGBT]
Ficção AdolescenteEstá historia promete envolverte en la vida de un joven talentoso y lleno de guerras internas que intenta superar las heridas que las personas a su alrededor han venido causando desde que tiene memoria. Él es sinónimo de poesía y soledad, su mundo n...