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Tus labios dicen que es mejor dejarlo atrás, pero tus ojos ruegan por mirarlo una eternidad—Umbra

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Tus labios dicen que es mejor dejarlo atrás, pero tus ojos ruegan por mirarlo una eternidad—Umbra.

BROKEN.

Mi departamento es muy pequeño, solo tiene una habitación, una mini sala con cocina y un baño. Mantengo todo en orden ya que soy fan de la limpieza, sin embargo, el desorden monumental que estoy presenciando en este momento me deja en claro que Acker no lo es.

—Tienes un segundo para limpiar mi sala, ser despreciable —gruño, dándole una mirada de muerte que lo hace elevar los brazos para por consiguiente, con rapidez, limpiar el desastre que él hizo.

—¿Qué tal tu día en el instituto? —inquiere al tiempo que levanta algunas bolsas de snack vacías del sofá—. Tienes una cara de culo monumental.

—No sé de qué hablas, mi día fue sinónimo de perfección —mascullo, acariciando mi mandíbula amorotonada—. Hice nuevos amigos y hasta tengo una novia.

—¿En serio? —pregunta, fijando su vista en mi con una sonrisa, pero esta desaparece cuando nota mi rostro—. ¿Quién fue el malnacido que dañó tu bello rostro de ángel?

Entorno los ojos y suspiro para luego tirarme en el sofá, él se recuesta junto a mi sin quitarme los ojos de encima, esperando una respuesta de mi parte. 

—Mis asuntos no son de tu incumbencia —declaro y cierro los ojos, un segundo después siento su cabeza descansar en mi hombro.

—Antes lo eran. 

Ese susurro logra que las emociones se renuevan dolorosas en mi pecho, a pesar de que tengo los ojos cerrados puedo sentir la humedad y el ardor en ellos acechado mis deseos feroces de romperme. 

Cuando todo lo que era increíble cambia una parte de ti se torna tristeza y rabia, es lo que sentía cuando recordaba mis momentos especiales y alegres con la única persona que podía hacerme sonreír luego de discutir con mis padres o cuando ellos me golpeaban por solo existir. 

Acker era mi calma en cada maldita tormenta y ahora no tengo idea de que es lo que es en mi vida, porque por más que sepa la verdad las cosas ya han cambiado. 

—¿Fue difícil para ti vivir sin mí? —Suelto la pregunta sintiendo como mi voz se quiebra—. ¿Fue doloroso ya no tenerme en tu vida? 

Su cabeza se mueve de mi hombro, abro los ojos y lo que veo me hace querer llorar más, sus ojos igual de húmedos que los míos me miran como si desearan fundirse con los míos. Hay emociones iguales a las mías en esos pozos cristalinos. 

—Ni siquiera he estado viviendo, pero he estado vacío hasta hace un día atrás, cuando volví a la vida de mi mejor amigo —declara con lágrimas cayendo y una leve sonrisa en sus labios. 

—Tus padres son unos idiotas —digo con una sonrisa al tiempo que seco mis lágrimas.

—Los tuyos también —Una risa se me escapa, una que se une a la suya—. Tenemos una cosa más en común, vaya sorpresa, ¿no?

—No importa si las cosas no son como antes, me da gusto tenerte de nuevo en mi vida, Acker.

—Lo mismo digo, mi querido amigo. 

***

—¿Seguro que vas a estar bien? —Asiento y me quito el cinturón de seguridad—. Igual, si tienes problemas llámame y vendré a matar a los que se atrevan a joder tu jodida existencia. 

—Sí, sí, sí, lo que digas. 

Juego con la manija de su coche y giro mi rostro hacia la parte trasera del auto, una chica va jugando video-juegos muy concentrada y la otra va retocandose el maquillaje. Según Acker son sus amigas de la universidad, pues él es un año mayor que yo así que asiste a una de las más prestigiosas universidades de la ciudad, no me esperaba menos, tiene un cerebro de oro, él se ganó esa beca sin esperar que sus padres le pagaran todo, admiro eso de mi mejor amigo. 

—Lo digo en serio, solo tienes que... 

—No eres mi guardaespaldas, no te preocupes, voy a estar bien. 

No tengo idea de si hoy será mi último día en la tierra, pero vamos, no creo que tenga problemas graves por no haber almorzado con los Badboys, sería ridículo. 

—No soy tú guardaespaldas, ni que fueras el presidente, pero soy tu mejor amigo y si alguien se mete contigo se mete conmigo, así de simple. 

—Como digas, ven a recogerme si no tienes clases a la tarde —pido, él asiente—. Hasta luego, guapas. 

Las dos chicas dejan de hacer sus cosas para darme una mirada, sus mejillas están levemente sonrojadas, lo cual es curioso, solo dije guapas porque no recuerdo que Acker me haya dicho sus nombres, a veces me quedo en las nubes y se me pasan las cosas. 

—Adiós —dicen las dos al mismo tiempo. 

Bajo del coche y cierro la puerta para luego ver como el coche negro se marcha. 

Giro quedando frente a tres chicos de rostros entre maliciosos y burlones, es extraño que no estén los cuatro juntos. 

Ay, seguro vienen a llevarme al infierno para torturar mi preciosa alma. 

—Buenos días, ¿hay alguna posibilidad de que salga con vida de esta situación? —inquiero con una sonrisa nerviosa. 

—No, ni una sola. 

Voy a morir. 

—Ah, okay, entonces...

No se de dónde saco las agallas para iniciar a correr, pero ahí me encuentro, corriendo como loco con tres chicos detrás de mí. 

¿Qué otra cosa puede salir mal? 

Apenas termino de preguntarme eso, siento la brusquedad de un impacto contra todo mi cuerpo y luego todo lo que sé es que mi cuerpo sale volando por los aires y termina a unos metros de un auto. 

Nunca pensé que mis pensamientos fueran a tornarse tan literales. 

—Mierda, eso debió doler —Escucho que dice alguien y luego pierdo completamente todos los sentidos. 

Umbrablack.

Corazón de brujo.©#1 [LGBT] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora