↳ 𝐥𝐨𝐥𝐥𝐢𝐩𝐨𝐩

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  - ¡Recuerden, nada que sobrepase los treinta dólares!

Jae había advertido demasiadas veces a los menores acerca de no excederse con el precio de su comida, les había cedido su tarjeta de crédito para que cada uno decidiera lo que quería comer, ya que había sido un desastre intentar organizar el pedido entre los tres, ¡Todos querían algo diferente! A Jisung no le gustaba nada que tuviera cebollas porque le causaba picor en la garganta, Jeongin no consumía nada ni muy crujiente ni muy chicloso porque se le encajaba en los brackets, y Seungmin no toleraba la mayoría de vegetales, en especial el tomate, no había manera en que lo comiera, así que en vez de buscar una solución razonable, prefirió dejarlos a cargo de su tarjeta y que ellos vieran qué comerían, así fuera tierra, siempre y cuando no pasen su presupuesto, pues el que debía servir de camarero y repartidor en la pizzería de su padre para ganarse ese dinero era Jae. Así que ahí estaba, en una mesa del cafetín, aguardando por ese trío berrinchudo y malcriado de menores, y claro, también esperando por Yukhei y Dowoon, que no deberían tardar en venir. Las cosas que le sucedía por ser tan buena persona.

  - ¿Finalmente lograron extorsionarte y robarte tu tarjeta? - preguntó con diversión Yoon, sentándose a un lado de un resignado argentino, a su otro costado, Wong también había tomado asiento para poder observar la tan hilarante escena. Los tres más pequeños del grupo peleándose por ver qué almorzarían, y quién pagaría con la tarjeta del rubio.

  - Sí, así parece, un día te dicen "hyung, llévame en tus hombros" y al otro ya te quieren quitar tu billetera y dejarte pobre y sin ahorros - Jae era, dramático no, lo siguiente. Escondía su cabeza entre sus brazos apoyados sobre la superficie de la mesa, y lloriqueaba falsamente, mientras Dowoon se resignaba a darle palmaditas de consuelo en la espalda, tratando de convencerle de que no todo estaba perdido, a excepción de su dinero. El pelinegro seguía conteniendo un par de risas por la lamentable situación del rubio, quizás luego le invitara algo otro día para compensarle esa pérdida.

  - Anímate, al menos a uno de nosotros nos fué bién hoy - Yoon miró de forma sugerente a Lucas, éste no pudo negar que era cierto, había tenido un gran acercamiento con el pequeño Kim ese día, pero aún era algo reciente, por lo que se limitó a sonreír ligero - ¡En serio! Eso fué un gran avance, se nota que Minnie también piensa en tí, Xuxi, vas por buen camino, ahora te toca a tí devolverle el gesto.

  - ¿Eso cree? Bueno, tenía pensado ir el sábado con Markie al nuevo centro comercial que abrieron la semana pasada, dicen que habrá una gran feria de comida, y también parece que estrenarán un cine, quizás podamos ir todos a ver qué tal es - sugirió el pelinegro con un tono que denotaba su emoción, tanto Jae como Dowoon se vieron y asintieron, eso parecía el prototipo de plan perfecto, ellos podrían mantener distraído a Wonpil con el montón de tiendas y puestos por ver, y le dejarían paso a Lucas de estar cerca del pequeño pelirrojo. ¡Nada podría salir mal!

  - Seguro, sería fantástico, les avisaré luego al resto para vernos entonces el sábado - concluyó el rubio, ya un poco más animado con el tema de su salida grupal, olvidándose así de su tarjeta y ese trío de mocosos.

  - ¡Llegamos! - chilló Han con tono alegre, estampando sus manos en la mesa donde se alojaban los mayores, siendo seguido por un Jeongin que cargaba todas las bolsas con comida, y un Seungmin con tres batidos de vainilla entre sus brazos, cada uno decorado con lindas pajillas coloridas. Los mayores inmediatamente cayeron en cuenta de la cantidad de pajillas que llevaban consigo, cada una diferente a la otra, con formas y colores extraños, enseguida sus miradas fueron a parar en los rostros felices de los pequeños, que ya habían servido la comida de cada uno en su respectivo envase.

  - ¿Y todas esas.. pajitas? - preguntó curioso Dowoon, diriendo una mirada furtiva a cada cabellera de un color diferente.

  - ¡Nos las regaló el señor del cafetín! Dijo que nos las daría si ordenabamos de una buena vez y nos íbamos - exclamó el dueño de la cabellera rosada, entrando en cuenta a penas en ese instante de lo que realmente había querido decir el pobre hombre al pedirles que se decidieran y ordenaran, frunciendo los labios con desconcierto. Jae rió por su puchero y palmeó con suavidad su cabellera, Jeongin le entregó inmediatamente su tarjeta de crédito al mayor junto a la factura que les habían dado luego de su compra.

ゞChᥱrrყ boყ % 𝙻𝚄𝙼𝙸𝙽 ꒷꒦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora