Nunca se había sentido así de vacío, solitario y fuera de lugar. Que no encajaba en ninguna parte. Es como si la tristeza que alguna vez sintió haya vuelto para acompañarlo aquella solitaria y nublada tarde de otoño.
Sentado en una pequeña banca de un parque no muy lejos de su casa, en la esquina debajo de un farol observando como las hojas se desprenden de los árboles y caían al suelo amontonando se con las demás, formando pequeñas pirámides de ellas.
Veía poca gente pasearse de un lugar a otro, veía parejas, o familias tomándose fotos cerca de la fuente. O gente sacando a sus perros a pasear o jugar. Sin embargo todos se fueron con las primeras gotas de agua cayendo del cielo. Lo que fue una pequeña llovizna se hizo algo más fuerte con el pasó de los minutos. Y él no corrió, o no se refugio en algún lugar con techo como es el kiosco. Simplemente se quedó ahí por un rato observando varias cosas mojándose incluso, sin importar que arruinara su único saco y por lo tanto su favorito de salir. Sin importarle si se llega a tener un resfriado.
En medio de la lluvia observó como un niño intentaba resguardarse, debajo de un árbol. Parecía querer llorar, o simplemente huir como él pero solo era más joven.
Se acercó rápidamente y se inclinó hasta estar un poco a su altura. Lo había visto igual de solo que él pero no parecía ser un niño de la calle o de familia humilde. Se veía incluso desorientado y algo asustado, parecía como si fuera nuevo en la ciudad.
—Niño, ¿Dónde están tus padres?
El pequeño no respondió y sólo se le quedó mirando fijamente, como pensando que hacer hasta que se lanzó a él para abrazarlo y recibir su calor. Blitzo casi cae hacia atrás pero pudo ser más fuerte y mantenerse firme, mantener un equilibrio.
—¿Cuántos años tienes?— le correspondió el abrazo más por simpatía y amabilidad. Entendía que el pequeño tuviese mucho frío, y tenía casi toda su carita empapada por la lluvia.
Entendía que podía sentir miedo, confusión, soledad y qué a lo mejor vio en él alguien en quien confiar. Aunque sea un poco.
—O-Once. Once señor. — respondió sin apartarse de él un centímetro.
—Tampoco soy tan viejo. Tengo apenas dieciséis años.— comentó rascándose la nuca.— Ne, pequeño, un niño no debería estar aquí solo y con este tiempo. ¿Te perdiste? ¿Quieres que te lleve a tu casa?— preguntó amable.
El pequeño asintió en silencio,sacando una sombrilla detrás suyo que el otro nunca notó. Haciendo que Blitzo lo mirará incrédulo pero al final le sonrió agradecido. Blitzo con las indicaciones del pequeño y cargándolo, cubriendo a ambos con la gran sombrilla y cuidadoso partió hacia la casa del pequeño que según, no quedaba lejos de ahí.
—Pequeño, ¿Huiste de casa? Eso no está bien. Yo me he peleado a veces muy fuerte con mi padre, pero al final tengo que regresar. La única forma de no convivir con ellos es ser independiente, y eso es cuando seas un adulto. Con un estable trabajo y buen sueldo. ¿Entiendes?— le explicó en forma de entretenerlo.
Cargaba al niño de cabellos oscuros en su espalda. Ambos estaban debajo de un paraguas cubriéndose por la fría lluvia.
—Si señorito.
Blitzo le causaba gracia lo educado que es.
—¿Por qué hablas tan refinado? ¿Acaso eres un príncipe o que? — preguntó divertido.
Antes de que el niño de once años le respondiera a su pregunta, señaló que entrara a una calle para llegar a cierta zona.
—Ahí es.
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"Arrebol" •Stoliz∅ •Gay/Yaoi •Helluva Boss
Fanfiction♥Reto de 30 Días, versión OTP. "Las nubes adquieren un color rojo al ser iluminadas por los rayos del Astro Rey, el Sol" "-Toda una eternidad a tu lado es lo que puedo ofrecerte, tendrás lo que quieras de mí y yo de ti. Pero recuerda, el amor no es...