CAPÍTULO 14: Parte 1

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ALESSIA

Ya ha pasado una semana en la que mi padre me tiene cautiva en esta cabaña, ya he intentado escaparme, pero uno de sus hombres armados siempre me detiene, cuando le pregunto qué de dónde han salido esos tipos armados y para qué los necesita dice que son unos amigos y que es por mi seguridad, pero yo necesito volver a Italia y hablar con Can para poder hacerlo entrar en razón, no quiero que más personas salgan heridas, quiero dejar todo esto por la paz.

- No entiendo algo – le digo a mi padre que se encuentra sentado en la sala viendo una revista. – si lo que quieres es protegerme no deberíamos estar ya fuera del continente y desaparecer, si dices que Can no se cansará de buscarme para completar su venganza, ¿por qué seguimos aquí?

- Aquí estamos a salvo Alessia, aquí no nos encontrará. – dice cortante intentando no decir mucho.

- ¿Y entonces por qué no me has dejado salir? – digo agitando los brazos a punto de volverme histérica por estar ahí encerrada y no haber salido en una semana y media. – por qué esos hombres se la pasan vigilando afuera de la casa como si estuvieran esperando a alguien...- y mientras digo eso una idea absurda llega a mi mente y ahora ya no me la puedo sacar. – ¿estás esperando a Can? – él simplemente no me presta atención y sigue leyendo. – ¡respóndeme joder! – digo mientras le arrebato la revista de las manos.

- Olvidé lo intensa que puedes llegar a ser. – dice muy tranquilo. – la razón por la que no te he dejado salir es porque no quiero que vayas a ninguna parte, y sí, estamos esperando a Can, te estoy utilizando a ti para poder llegar a él, primero iba a secuestrar a su hermana pero él la tenía muy protegida y cuando me di cuenta que Can estaba en Italia vi como ustedes se empezaron a acercar y no fue difícil darme cuenta que él estaba muy interesado en ti y sabía que haría cualquier cosa por ti, a Can le suelen atraer las mujeres indomables como tú All – mientras dice eso se levanta y camina hacia el mini bar que está atrás de mí y se sirve un trago. – así que como es un tipo difícil de encontrar y capturar...te traje a ti aquí para hacer que él venga a mí y poder terminar con lo que empecé. – habla mirándome de una forma tan fría que ya no reconozco al hombre amoroso que antes fue, estar con él hace que me invada una ola de escalofrío por todo mi cuerpo y en esos pequeños instantes ya no me siento a salvo.

- No me mires así All, yo no fui el que quiso esto, si yo no los mato ellos lo harán. – habla como si con eso yo voy a entender semejante atrocidad que quiere volver a hacer. Cuando estoy a punto de contestarle algo mordaz empiezo a escuchar disparos afuera los cuales me dejan aturdida y de inmediato me agacho.

Mi padre saca un arma de no sé dónde y me arrastra del brazo con él, cuando nos vamos acercando a la puerta veo por la ventana a unas camionetas al frente de la cabaña disparando a algunos de los hombres que se encuentran en el techo, intento retroceder un poco para volver a la seguridad de la cabaña pero mi padre me lo impide y me jala bruscamente del antebrazo y terminamos de salir de la cabaña quedando en medio de la zona de guerra.

- ¡Te demoraste mucho Can! – grita mi padre a la camioneta blindada que se encuentra a unos metros de distancia de nosotros. – si le siguen disparando a MIS amigos le dispararé a la única mujer que has amado en tu asquerosa vida. – mi padre pronuncia esas palabras con tanto odio que no puedo creer lo que estoy presenciando, él me agarra de la garganta y posiciona su pistola en mi cien.

- ¡Qué rayos estás haciendo papá, soy tú hija por qué me haces esto! – digo entre lágrimas sin entender por qué mi supuesto papá está dispuesto a matarme para por fin completar su venganza, en esos instantes él para mí se convierte en el ser más horrible de la tierra, y duele, duele mucho saber que la persona que se supone debería amarme más que a nadie sea capaz de lastimarme de ese modo.

- ¡No te atrevas a hacerle daño! – grita Can saliendo de su escondite detrás de la camioneta y apuntándole con su arma, cuando lo veo me dan ganas de correr hasta sus brazos y que me saque de toda esta pesadilla. – pequeña, todo va a estar bien, no dejaré que te pase nada. – esta vez se dirige a mí y no sé qué tiene él, pero sé que dice la verdad y que con él estoy a salvo, sin embargo, estoy aún más preocupada por lo que mi padre pueda hacerle a él.

- Papá por favor solo baja la pistola y déjanos ir, te prometo que nada te pasará, nadie tiene por qué salir herido. – intento racionar con él para que no le haga daño a nadie o le hagan daño a él. – no tienes por qué hacer esto, por favor. – le ruego pero parece que no me escucha y está más concentrado en Can que en mí.

- Lorenzo, escúchala, no querrás hacerle daño, nunca te lo perdonarías, solo déjala ir y solucionemos esto nosotros. – dice Can bajando su arma en son de paz y acercándose lentamente hasta nosotros, pero cada paso que Can da mi padre retrocede dos.

- ¡No te acerques! – grita mi padre. – está bien, solo aléjate y te la daré – en ese instante Can retrocede unos pasos, cuando ya está a una distancia prudente de nosotros mi papá me empuja hacia Can y me pide caminar lentamente hacia él, hago lo que me pide, pero incluso aunque quisiera correr mis piernas no responden y solo puedo dar pequeños pasos temblorosos hacia Can, cuando estoy a mitad de camino escucho un disparo que provino desde atrás y después de eso escucho más, los guardaespaldas de Can empezaron a disparar, pienso que me dispararon pero cuando veo que Can cae me doy cuenta que mi papá le acaba de disparar, es como si ese momento hubiese servido de adrenalina para mis piernas porque salí corriendo para llegar a donde él, estaba muy asustada, estaba llorando, no quería que nada de esto pasara, no quería que nadie saliera herido.

Mi vida con Can pasó frente a mis ojos, nos vi peleando, nos vi perdiendo el control y reclamando el cuerpo del otro como si nada más importara aquella noche, pero lo que más vi fueron las tantas veces que nos hicimos daño y aún no era momento para que esto acabara sin siquiera empezar, me reusaba a perderlo, a dejar como único recuerdo las cosas horribles que nos dijimos.


- ¡CAN DESPIERTA, CAN DESPIERTA POR FAVOR! – estaba inconsciente en mis brazos sangrando, así que me quito la chaqueta y se la pongo en el hombro haciendo presión. – por favor despierta, necesitamos más tiempo. – pronuncie tan bajo como un susurro, en ese momento me acuerdo de mi padre y cuando volteo mi cabeza ya no lo veo ni a él ni a sus amigos solo veo a Burak y a su gente viniendo hasta mi para auxiliar a Can.

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