El jueves es un día pesado en el hotel, me ha tocado lidiar con algunas personas que se quejan por nimiedades y cuadrar todos los detalles de un evento que se realizará en este hotel en donde subastaran algunas cosas antiguas y muy caras y aun no tenemos listas muchas cosas.
- Sara, me puedes traer el café de siempre por favor. – le pido a mi secretaria.
- En seguida señorita Salvatore. – me responde y cuelga para traerme lo que le he encargado.
En momentos como estos necesito mucha cafeína para concentrarme en ver cuánto dinero tenemos para poder realizar el evento, sé que tengo personal que se encarga de eso, pero de vez en cuando es bueno realizar estas cosas uno mismo y más cuando se trata de un evento como este, en donde todo tiene que salir más que perfecto.
Cuando estoy absorta en el computador la puerta de mi oficina se abre y pienso que es Sara, pero me quedo incrédula de ver a quien estoy viendo con mi taza de café en las manos parada frente a mí.
- ¿Laura, qué haces aquí? – de verdad que esta mujer aparece en todos lados.
- Vi que tu secretaria te traía café y como yo iba a entrar pues le he dicho que yo te lo traía. – me extiende el café, aunque yo aún sigo confusa con su presencia en mi oficina.
- Gracias – se lo recibo. – pero me refiero a ¿qué estás haciendo aquí en mi oficina? – mientras le pregunto ella toma asiento.
- me hospedo aquí, aunque ya conseguí en donde quedarme, pero antes de irme quería agradecerte por lo que hiciste por mí el domingo, eso de dejar pasar a una desconocida a tu casa no muchos lo hacen. – "si yo tampoco debí de hacerlo." Pienso.
- Bueno pues no te preocupes no fue nada. – y cuando pienso que se va a ir se acomoda más en la silla.
- ¿Qué linda pulsera quién te la regaló? – miro hacia mi mano y sonrío al ver la pulsera que Can me regaló y prácticamente me obligó a no quitármela.
Al instante me acuerdo que ya han pasado días desde la última vez que hablamos y me vuelvo a preocupar, lo he llamado muchas veces y no contesta, eso no es propio de él, también he llamado a Zeynep para preguntarle si sabe algo de él pero ella tampoco me responde.
- Mi novio. – le respondo y veo cómo se tensa.
- Es muy linda...y ¿Dónde está el afortunado? – se ve curiosa por saber la respuesta.
- De viaje – le contesto. – mira tengo mucho trabajo que hacer así que...
- Oh si claro. – se levanta de la silla. – te dejo hacer tus cosas, y una vez más, gracias por lo del domingo, disfruta tu café. – me regala una sonrisa y se va.
No tardo en volver a concentrarme en el trabajo, hasta que un repentino dolor de estómago me invade impidiendo seguir con lo que estaba haciendo, me quedo en mi puesto quita esperando a que se me pase, el sonido de una llamada entrante en mi celular me distrae del dolor, contesto la llamada sin ver quién es.
- Diga. –
- Alessia, necesito hablar contigo, voy camino a tu casa. – habla Zeynep muy rápido y corta la llamada sin dejarme decir nada más.
Guardo mis cosas y salgo tan rápido como puedo del hotel dirigiéndome a mi casa aun con ese molesto dolor de estómago.
Voy a toda velocidad por las calles iluminadas por el sol de la tarde en Venecia, cada vez que me acerco más a mi edificio mi corazón late a mil por hora y me imagino toda clase de escenarios en donde involucran a Can tirado en cualquier parte desangrándose, cosas como esas rondan por mi mente siéndome imposible mantener la calma, mi teléfono suena otra vez, pero esta vez es Burak, no le contesto y sigo manejando tan rápido como me es posible.
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Juego de dos
RomanceAlessia Salvatore una chica italiana y empresaria dueña de una cadena de hoteles y clubs a tan solo la edad de 25 años; se ve enfrentada a un magnate empresario dueño y señor del mundo Can Yaman quien hará la vida de Alessia un infierno, un hombre q...