- Creo que deberías ir a descansar, el doctor dijo que él está bien, tenía chaleco antibalas, sólo lo rozó un poco. – dice Zeynep tratando de tranquilizarme.
cuando mi padre le disparó a Can lo trajimos a la casa que tiene Burak acá en España y un médico vino para revisarle la herida, dijo que no era muy profunda ya que rozó un poco el chaleco antibalas, dijo que en unas horas volvería a recuperar la conciencia, pero ya han pasado 45 horas y creo que eso es mucho tiempo para solo haber sido un rasguño.
- Sé lo que dijo el doctor, pero por qué no despierta, ya han pasado demasiadas horas. – digo mientras sostengo su mano.
- Lo sé, pero ve a refrescarte, has estado mucho tiempo aquí y sin comer nada, ve, yo te aviso si despierta. – insiste y me rindo, la dejo con él y salgo a la cocina en busca de algo de agua para calmar mis nervios.
- Si sabes que todo esto es tú culpa verdad. – dice Burak que al parecer me odia y me volteo para encararlo. – si Can no se hubiese enamorado de ti me hubiese dejado matar al maldito de tu padre y no ¡estaría en una cama sin saber cuándo vaya a despertar! – cuando termina de hablar se le ve tan triste y preocupado que sin importar lo que me haya dicho entiendo que no se siente bien y trata de culpar a cualquiera, así que le doy un abrazo y eso lo toma por sorpresa por lo que no responde a mi abrazo de inmediato, pero después de unos segundos termina cediendo.
- También estoy preocupada por él, pero peleándonos no resolveremos nada, tenemos que estar unidos por él. – le digo mientras lo abrazo.
- ¡Pero qué coño está pasando aquí, quita tus sucias manos de ella! – cuando escucho esa voz, esa voz autoritaria, y petulante una sonrisa aparece en mi rostro, en ese momento me separo de Burak y me quedo viendo a Can parado frente a nosotros sin camisa y con un vendaje en el hombro.
- ¡hermano! Me alegra que hayas despertado. – dice Burak dándole un abrazo. – los dejaré solos un momento. – y sin más que decir sale de la cocina dejándonos completamente solos.
- Yo...yo lo siento mucho por cómo te traté la otra vez, yo no quería... - no lo dejo terminar de hablar porque me acerco a él, lo agarro del cabello y uno su boca con la mía en un beso suave y tierno, nos besamos con una ternura que jamás en mi vida habría pensado en besar a alguien, en ese beso nos decimos todo.
Cuando nos separamos un poco nos miramos a los ojos y ahí me doy cuenta que no quisiera estar en otro lugar.
- ¡Aush! – se queja cuando le doy un puño en el hombro que tiene bueno. – y ahora por qué me pegas, creí que con ese beso ya todo estaba perdonado. – se queja como un niño pequeño.
- Eso, fue por mentirme, querer matarme y... quererme alejar de ti sin importar lo que yo pensara, y no, aún NO te perdono por todo eso, tendrás que esforzarte más y lo del beso solo fue porque... porque – rayos y ahora qué le digo – porque no quería... - me interrumpe y termina de completar la frase por mí.
- Porque me extrañaste y a pesar de ser un cabron, idiota...
- E imbécil. – le recuerdo.
- Un cabron, idiota e imbécil, te preocupaste por mí. – cuando termina de decir eso deposita un casto beso en mis labios.
- Pero aún no te perdono. – le recuerdo.
- pero lo harás – nos quedamos unos segundos mirándonos hasta que Can rompe el silencio. – creo que deberíamos hablar de todo esto, necesitamos contarnos todo para que lo que sea que vaya a pasar entre nosotros no se vea afectado. – estoy de acuerdo con lo que dice, tenemos que contarnos todo, y no permitir que por lo que segundos hicieron en el pasado alguna posible relación entre nosotros se vea afectada, es por eso que le respondo con un simple asentamiento de cabeza y nos dirigimos hacia su cuarto y lo ayudo a sentarse en la cama para después yo posicionarme a su lado.
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Juego de dos
RomanceAlessia Salvatore una chica italiana y empresaria dueña de una cadena de hoteles y clubs a tan solo la edad de 25 años; se ve enfrentada a un magnate empresario dueño y señor del mundo Can Yaman quien hará la vida de Alessia un infierno, un hombre q...