La luz deslumbra mis ojos, tengo demasiado calor, intento apartarme de lo que sea que me está produciendo tanto calor, pero no lo consigo, abro mis ojos poco a poco para así acostumbrarme a la luz que se escapa de entre las cortinas.
Una sonrisa que sé que debe ser patética se pone en mi rostro al encontrarme con el rostro perfecto de mi Dios griego apretándome con sus grandes brazos a su cuerpo, sus cabellos cubren parte de su frente y tras esa barba bien definida hay unos carnosos labios entre abiertos, no puedo evitar acariciar su rostro recordando todo lo que hicimos en la madrugada en aquel parqueadero.
- Alguien te ha dicho que te ves hermosa recién levantada. – dice Can apartándome de mis pensamientos.
- Sí, algunos chicos. – mi respuesta lo hace verme con una cara asesina y no puedo evitar reír.
- Eso no me parece chistoso. – dice enojado.
- Pero...espero que seas el último en verme recién levantada y con los pelos parados y que aun así digas que estoy hermosa. – esa respuesta si le agrada y de un tirón me pone encima de él.
- Y yo espero que seas la última mujer a la que escucharé roncar todas las mañanas. – dice riéndose.
Solo Can Yaman sabe cómo cambiarme de ánimo tan repentinamente.
- Yo. No. Ronco. – le digo pausadamente para que lo entienda de una vez por todas, aún que sí sea verdad me niego a creer que volví a tener ese horrible hábito, me aparto del cuerpo de Can y me siento en la cama
- Mirarlo por el lado positivo – dice incorporándose y lo miro sin entender. – eso me excita más. – aún sigo sin entender, ¿tiene algún tipo de fetiche o algo así? – significa que anoche te dejé muy cansada. – dice mientras muerde mi hombro haciendo que una risa tonta salga de mí, sin duda este hombre me hace ser la persona más cursi del mundo.
- ¿Qué quieres hacer hoy, es domingo? – pregunta y en ese momento sé exactamente lo que quiero hacer.
- Que te parece si hacemos un asado, disfrutamos de la piscina de esta gigantesca casa e invitamos a mis amigas y a Burak y Zeynep. – le respondo.
- No creo que Burak quiera. – dice
- Si le dices que va a estar Anna de seguro aceptará sin pensarlo. – Can me mira como si no comprendiera nada. – ¿no te has dado cuenta que esos dos se traen algo? – le pregunto incrédula.
- No pensé que fueran en serio, él no es de relaciones, pero lo obligaré a venir. – sonrío cuando escucho lo último.
- Ella tampoco es de relaciones, pero algo pasa ahí – le digo y se lo queda pensando un poco. – esta reunión será para pretender normalidad entre nosotros y aprovechar que estamos todo juntos en el mismo lugar. – creo firmemente que después de todo lo que nos ha pasado no estaría mal convivir un poco entre amigos y olvidar todo lo malo.
- Está bien, yo les diré, pero antes quiero darte algo. – se estira y saca una caja de la mesita de noche. – sé que esto que te voy a pedir es muy apresurado, pero después de todo lo que hemos pasado me he dado cuenta de que quiero estar siempre contigo y ya no me basta con verte algunos días. – me extiende la caja y la abro con dedos temblorosos rezando en mi interior de que no sea lo que estoy pensando, simplemente no estoy lista para eso.
Termino de abrir la caja y es un llavero con una llave.
"uff de la que nos salvamos." Pienso aliviada.
- ¿Te gustaría vivir conmigo? – pronuncia esas palabras con miedo a mi respuesta.
- Ah...ah – mi falta de palabras lo hace ponerse más nervioso. – sí, si...creo que si me gustaría. – cuando le doy mi respuesta una sonrisa se extiende por su rostro tan grande que me transmite toda su alegría y me envuelve en un caluroso abrazo.
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Juego de dos
RomanceAlessia Salvatore una chica italiana y empresaria dueña de una cadena de hoteles y clubs a tan solo la edad de 25 años; se ve enfrentada a un magnate empresario dueño y señor del mundo Can Yaman quien hará la vida de Alessia un infierno, un hombre q...