CAPÍTULO FINAL

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Después de unas horas de viaje por fin llegamos a Estambul, en el carro veo la cantidad de edificios coloridos que hay, la cantidad de personas en las calles, todo se ve muy interesante y me gustaría salir y explorar cada rincón de Estambul y no dejar nada sin conocer.

- Llegaremos a casa en unos 20 minutos, después nos arreglaremos para salir, quiero llevarte a un lugar. – dice Can a mi lado.

- Está bien, lo que he visto ha sido increíble, no puedo esperar a conocer cada rincón – le sonrío y él sostiene mi mano. – pero y qué pasa con el problema que tenías que resolver. – las palabras de Anna rondan cada vez más en mi cabeza haciendo así que me preocupe por la verdadera razón de este viaje.

- Mañana lo resolveré. – me responde dejándome un poco intranquila.

Después de 20 minutos de viaje por las hermosas calles de Estambul unas enormes puertas se abren y delante de nosotros aparece un gran camino que recorremos en el coche, a los lados hay grandes árboles y un pequeño lago rodeado de lindas flores y bancas, presiento que ese lugar será mi favorito, es notable la paz que se debe de sentir en ese lugar.

- ¿Vivías aquí solo? es muy grande para ser solo tú. – le pregunto mientras bajamos del carro.

- Si, aunque no era solo yo...

No termina de hablar ya que su atención se dirigió a la puerta de la casa donde se encuentra una señora de edad evidentemente alegre por la presencia de Can, él se dirige a ella y se envuelven en un efusivo abrazo haciendo que una sonrisa aparezca en mi rostro por su repentina alegría.

Cruzan tan solo un par de palabras que no entiendo por su idioma antes de que la mujer note mi presencia.

- Alessia, ella es mi nana Fiorella, también es italiana. – nos presenta. – nana ella es Alessia, mi novia. – antes de que pueda saludar a la mujer de estatura baja, delgada y cabello negro y largo, ella me sorprende abalanzándose hacia mí dándome un fuerte abrazo.

- Nunca pensé que este día llegaría, pensé que mi niño moriría triste y solo y que yo sería la única que lo toleraría. – dice en un perfecto italiano mientras me abraza.

- Y yo pensé que era la única que lo tendría que aguantar. – digo riendo mientras Fiorella me suelta, es una mujer bastante amable siento que nos llevaremos muy bien.

- Las dos saben que me aman – se defiende Can. – entremos a la casa, mañana será un gran día. – lo miro extrañada por lo último que ha dicho.

Después de unos minutos de charla en la entrada de la casa subimos los escalones y entramos a la gigantesca casa, la decoración consiste en tonos neutros, las escaleras son de un gris oscuro y a medid que avanzamos a la sala los muebles son blancos la mesa de cristal y el piso que cubre toda la casa es de una madera de un tono gris o eso es lo que creo.

- Llevaran nuestras cosas a nuestra habitación – habla Can abrazándome por la espalda.

- Nuestra...me gusta cómo suena eso. – los dos sonreímos.

- Mi Nana te enseñará la habitación, yo tengo cosas que hacer, pero regresaré pronto, lo prometo. – y sin decir más sale de la sala contestando su celular y desaparece en una de las tantas puertas.

- No te preocupes, de seguro no es nada grave – habla Fiorella haciéndome reparar en ella. – ven, te llevaré a tu habitación. – dice mientras me hace un ademan con la mano para seguirla.

- Me alegra mucho haberla conocido – en el mismo momento que digo eso me arrepiento, cómo no se me ocurrió algo mejor que "me alegra mucho haberla conocido" ella es como la madre de Can y yo salgo con eso así que de inmediato me apresuro a decir algo más mientras subimos las escaleras. – digo, me alegra saber que Can tuvo a alguien aparte de sus hermanos a su lado con todo lo que pasó con sus padres, es lindo tener a una figura materna. – lo último lo digo pensando en que también me hubiese gustado contar con esa misma suerte.

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