Ocho

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— Dylan por favor...

Bella se estaba riendo mientras él pelinegro hacia caras a la niña, la pequeña lo miraba como si no entendiera nada y su ceño fruncido se marcaba más cuando ese hombre la miraba enojado.

— No se parece a ti...


Bella dejó de reír mientras lo observaba con melancolía, sus ojos brillaron cuando notaron como la niña movía sus manitas en el aire.


— se parece a él...

La castaña suspiro cuando vio que el hombre volteó la mirada y retorcía la parte donde estaba sentado.



Hablé con él.


Murmuró en español esperando que Bella no lo escuchó y no lo entienda pero fue todo lo contrario. Ella lo miró anonadada esperando que diga que bromeaba.


— no lo hiciste... dime que me mientes.


— no Bella, no te miento.

Ella se exaltó un poco pero aún intento no gritar aunque lo quería hacer.

— ¿por qué? Dylan quiero una explicación.


— solo le dejé clara mis intenciones..



— ah tus intenciones... ¿y cuáles son? Digo si se puede sa...


— te quiero a ti y a April, Bella.


La castaña cerró la boca sintiendo un horrible escalofrío por toda la columna vertebral, su mente le jugó una mala pasada al imaginar a Matthew Butler en su faceta de hombre sobreprotector y eso fue lo suficiente para que ella niegue con fervor.


— Dylan....pero que boludes hiciste, acaso se te safo una tuerca chabon.


Bella estuvo poco tiempo en Argentina pero fue lo suficiente para aprender sus palabras, quizas nunca había dicho malas palabras de allí por qué sabía que los argentinos eran muy mal hablados, su cultura era exquisita pero de vocabulario estaba segura que ellos crearon más insultos que los que podía contar.


— Bella hice lo que pensé correcto. Ese era.. — el pelinegro se calló y solo la miró con tristeza mientras decía las siguientes palabras — es el hombre de tu vida. Y aunque piense que es un pelotudo que no te merece. Se que lo amas...



— Dy...



— Bella no me interesa que me ames, por qué se que aunque quieras y lo intentes, tu corazón es de otro y no pienso rogar por amor, aún tengo mi dignidad. Solo... no quiero que me apartes, empezamos como amigos y quizás algunas cosas se mezclaron pero eso no quita que te quiera, a ti y a tu pequeña.

La castaña quería llorar de alegría, Dylan era un hombre hermoso y dulce. Cuando lo conoció creyó que podían ser grandes amigos pero él tenía razón. Las cosas se mezclaron y terminaron mal.


— Dy, yo te adoro, siento que desde que llegue a Argentina fuiste lo mejor que me pasó.


Y siempre serás lo mejor.




(*)



— Eres tan preciosa.

Ya habían pasado dos días que estaba en el hospital y solo faltaban horas para que pueda irse. Bella estaba sola con April en la habitación y mientras su pequeña comía la castaña la observaba sin quitarle su mirada de encima.

Ya era de noche y a la madrugada se iría a su casa.

Tenia que hacer compras.

Se sintió mal al no haber comprado más ropita para la niña, ni siquiera un coche o una cunita.

Noto como la puerta fue abierta lentamente dejando que la luz de afuera se filtre y muestre la sombra de un hombre.

Ella sabía perfectamente quién era.

— ¿se durmió?

Bella quiso decirle que si pero April le hacia las cosas difíciles por qué ni bien oía la voz de su padre reaccionaba con entusiasmo moviéndose inquieta.

— creo que quiere que el padre la cargue.

La castaña vio como este se acercaba cerrando la puerta detrás de si, la poca luz que había en el cuarto hizo que el lugar pareciera más cómodo y reconfortante.

Cuando Matthew se acercó mucho a ella ninguno pudo evitar sentirse nervioso a la cercanía del otro.

No huelas su perfume, no lo hagas Butler. Se fuerte carajo.

Se repetía una y otra vez el castaño haciendo la cosa más difícil cuando Bella le sonrió un poco. Sabia que no era por agrado si no más bien porque ya estaba cargando a su hija contra su pecho y la mecía delicadamente.

— oye, ponte un trapito en el hombro y no la muevas mucho si no...


Bella no terminó de hablar por qué lo que temia había pasado y cuando Matt sintió algo espeso y caliente en su pecho supo que era al instante.

— iba a decirte que le hagas  provecho pero... creo que ya es tarde.

— si, ya es tarde.

Ella quería reír, su hija se veía tranquila pero su padre no mucho, parecía molesto. Y aunque él lo estaba su expresión no cambiaba al ver a la niña.


Quizás tuvo un varón, por eso actúa así.


— Bella escucha... yo..


— no Matthew, yo no quiero alejarte de tu familia. Se que debe ser difícil venir aquí y no estar allá con... — Bella tragó en seco y miró hacia otro lado para que no se note lo que le pasaba en ese momento — ella.

El castaño no entendía nada, cuando escuchó que su niña errupto un par de veces el se acercó a la cuna que estaba al lado de la cama de Bella y puso a la niña boca abajo viendo como esta cerraba sus ojos poco a poco.

— No se de que me hablas Bella, solo quería decirte algo que es importante.

Ninguno parecía contento ahora, bella no podía creerlo, el negaba todo y solo...

— Eres un maldito...

Matthew la miró asombrado pero se molesto más cuando pensó que ella solo quería alejarlo de su niña.

Ambos estaban en conflicto, unos muy diferentes.


— ¿disculpa?¿Y por qué lo soy?, si se puede saber...¿Acaso yo me marché durante meses ignorando el hecho de que iba a tener una niña?

Hijo de puta.

— ¿acaso yo elegí a mi ex sobre mi pareja? O ¿yo mentí sobre qué iba a tener un hijo con mi ex? No verdad.

Ninguno parecía querer comunicarse como personas civilizadas, Matt solo se sintió atacado y Bella sentía que cada palabra que salia de su boca iba a ser muy hiriente.

— Eres una inmadura. ¿así piensas criar a mi hija?


— No es solo tuya, es mía también. Y si eres así de cruel no se si dejar que April se te acerque.

Eso fue lo suficiente. Lo suficiente para que la guerra inicie.


— entonces espera la carta de mi abogado.


Él se estaba por marchar pero la voz de Bella lo detuvo en seco.


— ¿q-que quieres decir c-con eso?



— Que lucharé por la custodia de mi niña.





Si decido quedarme #1.5 𝓢𝓪𝓰𝓪 𝓢𝓮𝓷̃𝓸𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora