Siete

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— vaya Bell, es hermosa

Honey sostenía entre sus brazos a la pequeña April mientras la niña dormía tranquila acurrucada en el calor que la muchacha le proporcionaba.

— si, es muy hermosa.

Bella no podía dejar de apreciar a su niña, cada vez que pensaba en todas las veces que a la madrugada se levantaba llorando por estar embarazada o el rechazó que tenia hacia ella solo sentía que su corazón se partía un pedazo más y el dolor era insoportable.

Me lo merezco

Ella sabía que lo que tuvo fue depresión y una negación hacia la pequeña, y por ello se detestaba al haberlo hecho. Su hija no tenía la culpa de los errores que la castaña o su padre habían cometido.

— ¿qué dijo él?

Bella sonrió un poco y cuando Honey noto que la niña se empezaba a molestar se la pasó enseguida.

— no quiere irse de al lado de April, y...

Bella sintió un nudo horrible en la garganta mientras suspiraba sintiendo las lágrimas en sus ojos.

yo no puedo tenerlo cerca.

Ella derramó unas cuantas lágrimas pero aún así sonrió con emoción cuando vio a la niña prenderse a su pecho y comenzar a comer.

— ¿quieres que se vaya? Por qué si eso quieres puedo...

— no, no Honey. Esta bien, me duele demasiado que este aquí. Y la circunstancia en la que nos encontramos no fue la mejor, pero es su padre. Si le niego eso, él podría....

Ni , ni nadie me alejará de hija Feraud. Ten eso en claro. Si lo intentas no me temblará la mano al hacer lo que pienso.

no se, no se que jodida mier...— Bella se detuvo y miró a su niña mientras notaba como la pequeña tenia el ceño fruncido —  no estoy segura que hará.

— Pareces asustada...

— lo estoy, el Matthew que conocí parece no estar y ahora a este ni lo conozco...

Honey se puso seria y miró hacia el piso mientras retorcía sus manos.

— Bella escucha, hay algo que sucedió...

La puerta de la habitación se abrió dejando que un hombre de cabellera oscura y ojos azules pase con una sonrisa junto a muchos globos, peluches y un ramo de rosas rojas.

— Hola, hola. Vine a conocer a mi bellísima sobrina nueva.

La sonrisa de Will se borró al ver a la chica parada al lado de la camilla de Bella, al notar que ella solo lo miró cinco segundos y miro a su hermana de vuelta supo que aún seguía molesta.

— Me voy Be, estaré cerca, llámame si necesitas algo. ¿Si?

Estaba por marcharse pero un cuerpo es su camino le evitaba el paso.

— ¿me permites?

— ¿podemos hablar?

Bella miraba todo con ojo crítico sin entender que sucedía, su hermana se veía molesta y el pelinegro parecía no importarle eso.

A ninguno de los dos parecía importarle que ella estuviera allí.

Honey se río de modo sarcástico y sonrio sin gracia.

— ¿ahora quieres hablar? Adivina qué Butler... yo no tengo ganas, tus malditos cel...

Honey se detuvo antes de soltar todo y miró de reojo a su hermana que la observaba entre sorprendida y conmocionada.

La muchacha suspiró con cansancio y ya harta de aquello.
El pelinegro se preocupó al verla poner una mirada triste y sin mucha energía.

— Solo... no, no en este momento.

Honey lo empujó despacio y se marchó cerrando la puerta a su paso, él quiso seguirla. Ya todo había pasado y no se arrepentía. Pero quería hablar con ella.

— Will...

El chico volteó a la mujer castaña y al ver una mirada que echaba fuego quiso escapar.

— ¿te has lanzado a mi hermanita?

(*)


— Te odiará, lo sabes ¿verdad?

Matthew asintió mientras bebía el café que ese hombre el había preparado, no esperaba mucho. Solo quería a su hija a su lado.

No tienes derecho a enojarte.

— se que me odiara pero... es mi hija, ella merece crecer en un lugar que cumpla con sus..

— Ay Matthew no me vengas con tu mierda...— Paul negó mientras bebía un poco de su café, su rostro se veía sin ánimos y la sonrisa que siempre llevaba ya no estaba. Parecía un hombre sin corazón, un cuerpo vacío solamente. — amas a esa mujer tanto que si te dijera que le pidas matrimonio ni siquiera lo dudarías e irías a conseguir a un cura.

Matt no supo que decir solo negó mientras suspiraba profundo.

— en realidad Bella es atea.

Paul lo miró fijamente mientras se ponía una mano en su cara y reía.

— lo peor es que lo decía a broma y tú... bueno, has lo que quieras compañero pero piensa que si le sacas su hija, Bella jamás te lo perdonará. Y ese hombre al que viste con ella podrá hacer que tu Bella se vuelva cristiana con unas palabritas.

Paul se marchó dejando un billete de veinte en la mesa logrando que Matthew Butler quedara con más pensamientos en su cabeza, uno que lo jodia demasiado era que ese jodido hombre esté cerca de su familia.

— joder.

Al parecer para el gringo no todo es perfecto.

Al escuchar aquello elevó la mirada encontrándose con el que estaba haciendo que su cabeza explote... y no de una buena manera.

— ¿qué jodida mierda quieres?

Dylan sonrió mientras con una mano se señaló a sí mismo y al castaño.

— vos y yo, tenemos una charla.




Si decido quedarme #1.5 𝓢𝓪𝓰𝓪 𝓢𝓮𝓷̃𝓸𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora