Parte IV. Lonely & Lost

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¡Hola! Espero estén disfrutando de su domingo, yo me encuentro muy emocionada porque ya casi será Navidad, amo estas fechas, amo tener la oportunidad de estar con mi familia, bueno, en otros temas, casi 50 leídas, y me emociona, siendo la primera historia que publico aquí en Wattpad, sé que no son muchas pero igual me motiva a seguir publicando, así que si les gusta la historia y quieren recomendarla a sus amigos de Wattpad, sería genial :) Ahora sí, sin más de mi parte les dejo el capítulo.

“Cuando somos tan solo nosotros, me muestras lo que es estar sola, me muestras lo que es estar perdida.”

 

Era fin de semana, y la joven pareja no tenía planes para salir; Ellington hizo un poco de limpieza y después comenzó a idear maneras de redecorar la casa, no pretendía cambiar todo el inmobiliario, sólo unos detalles, le apasionaba tanto su profesión que ni sus días libres la alejaban de ésta.

        Ed por su lado, vio algunas series y películas, escribió y escribió, igual que su cónyuge, no siempre podía poner una división entre sus días de trabajo y los de descanso, mas esto no le molestaba, realmente le gustaba escribir. Además le daba una excusa a su mente para mantenerse ocupada en eso y no pensar en su, cada vez más deteriorada relación.

—¿Qué haces? —Preguntó de manera serena la castaña mientras entraba a su habitación, estaba de buen humor, lo cual sorprendió a Ed.

—Escribo —Estaba tan inmerso en las palabras que ni siquiera le dirigió una mirada Ellington.

—Deberíamos hacer algo —Los hombres serán hombres, dicen. Ed dejó de teclear y le dirigió una mirada a Ellington que ella sabía perfectamente decodificar.

—Eso no, no estoy de humor —Rodó los ojos y Ed siguió tecleando, sin embargo ponía atención para cualquier cosa que diría después Ellie—, podemos salir.

—¿A dónde?

—A la tienda de reconstrucción, tal vez —Ajá, he ahí el motivo del buen humor de la mujer, quería hacerle algo a la casa y ocupaba la ayuda de Ed.

—¿Podemos ir más tarde?

—Claro —Ella sonrió y se recostó a su lado, quería obligar a su mano a tocarlo, no de una manera sexual, como se puede entender, sino una caricia, quería hacerle saber que estaba ahí, justo ahí. Mas no lo logró, quería gritarle tantas cosas.

        Pero sabía que no era justo, se sentía enojada, no tanto con él sino consigo misma, había pasado las últimas semanas preguntándose ¿dónde estaba Ed? ¿dónde estaba SU Ed? Las preguntas dieron vuelta una y otra vez por su cabeza hasta que obtuvo una respuesta, Ed estaba ahí, siempre había estado ahí, era ella la que lo veía diferente. Ella había cambiado… Peor aún, sus sentimientos habían cambiado, primero poco a poco, sin darse cuenta; eventualmente despertó un día y supo que las cosas no eran iguales.

Él estaba ahí, todo este tiempo había estado ahí, sólo que ahora su presencia no tenía el mismo efecto en ella como lo tuvo tiempo atrás.

 

        Horas más tarde, se encontraban recorriendo los pasillos de Home Depot, los ojos de Ellington brillaban como lucecitas de navidad; Ed estaba a cargo del carrito, perezosamente lo empujaba.

—¡Hola! —Saludó alguien, ambos voltearon y vieron a un antiguo amigo: Mike.

        Aunque era amigo de ambos, Mike y Ed entablaron una conversación de unos buenos 15 minutos, Ellington estaba harta de no poder avanzar, y había dejado de escuchar la conversación hasta que un comentario le hizo retomar la atención perdida.

—Veo que aún eres un apasionado por la escritura.

—No pierdo mi esperanza de publicar un libro.

Esto no era secreto para Mike, ni tampoco para Ellington, su mayor sueño era ese que había mencionado; y por más estúpido que parezca el corazón de ella se encogió un poco al ver cómo Ed hablaba con más anhelo y amor de un libro, que de ella.

        Tras volver de la tienda, cada uno volvió a sus respectivas actividades, casi ignorando la presencia del otro inconscientemente; cuando fue hora de dormir, Ellington estaba en el límite de la desesperación, intentando descifrar qué quería hacer con su matrimonio.

        Sólo daba y daba vueltas en la cama, sin saber que a Ed le era imposible dormir con tanto movimiento, le estaba dando la espalda a Ellington, deseando que pronto la casta se cansara de moverse, cuando sintió unos besos tibios en su cuello. Su cuerpo se estremeció, de todas las cosas que esperaría de ella, esa no estaba en la lista, su mente se cerró repentinamente al igual que sus ojos, intentaría escapar fingiendo estar dormido.

        Su intención no era lastimarla, mas Ellington no era tonta, sabía que había sido rechazada por su esposo, suspiró internamente y regresó a su lugar, sintiéndose más sola que nunca.

        Aunque se encontraban recostados uno al lado del otro, sus corazones estaban lo más alejados posibles, mientras que su mente les repetía lo mismo a ambos…


Todo va a estar mejor.

There Goes Our Love ||E.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora