Parte XI. It's Like Forgetting

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A/N Otro capítulo :) espero la historia sea de su agrado, la verdad no tengo una clara idea de qué les parece, bueno, gracias por leer igual, espero no se estén congelando como yo y que estén pasando una bonita semana, intentaré terminar de escribir la historia estos días porque el lunes vuelvo a la universidad y comenzaré a perder mi mente intentando entender la de los demás jajaja.

 

“Es como olvidar las palabras de tu canción favorita, no puedes creerlo, siempre la estabas cantando, era tan fácil, y las palabras tan dulces, no puedes recordarlo, intentas sentir el ritmo.”

 

Ellington poco a poco abrió los ojos, un nuevo día había comenzado, conforme iba despertando tenía la esperanza de que ese horrible sentimiento de vacío abandonara su pecho, sin embargo, parecía estar más presente.

        Sentirlo todo y al mismo tiempo no sentir en absoluto. Así es como se podía describir la situación de la castaña.Cuando recordó que no era una pesadilla, sino que el final de su matrimonio era algo muy real, quiso permanecer en cama todo el día, pero también quería salir a correr, gritar y llorar.

No supo de dónde obtuvo la fuerza necesaria para salir y comenzar con su día ordinario, después del trabajo, Ellington manejó a la casa de su mejor amiga, hace varias semanas que no la veía, y realmente necesitaba verla, hablar con ella.

        Al estacionarse, trató de recobrar un poco las fuerzas, ya que sentía que sus piernas estaban hechas de gelatina, estaba casi segura que no podría llegar a la puerta de la casa de Ashleigh y Allen sin antes terminar en el suelo. Tras varios minutos, por fin se sintió capaz de dirigirse hacia la casa.

—¡Ellington! —Entusiasmada, su mejor amiga la abrazó fuertemente, ella apenas pudo contestar el abrazo, sin embargo, Ashleigh no lo notó.

—Hola Ash.

        No perdieron tiempo, la rubia de inmediato comenzó a hacerle un recorrido por la casa, tenía poco de vivir ahí, y no habían tenido tiempo de organizar una parrillada para invitar a sus grandes amigos, Ed y Ellington.

Algo que Ellington a veces detestaba de su amiga, era que ésta siempre hablaba, siempre. Cuando la necesitas está para ti, pero a menos que le digas que la necesitas, Ashleigh no era buena identificando el estado de ánimo de las personas, por lo cual no fue hasta una hora y media después que su amiga por fin notó a la castaña, menos entusiasta de lo normal.

—Wow, te acabo de decir que  necesito que decores prácticamente mi casa entera y ni una reacción típica de la diseñadora que llevas dentro.

—Lo siento, es que últimamente todo ha estado… Diferente.

—¿Diferente? —Frunció el ceño—. ¿Sabes quién está diferente? Grace, la  vi el otro día y está muy emocionada con sus proyectos, sólo habla de ellos…

Otros diez minutos pasaron únicamente con la voz de Ashleigh que de seguro se oía por toda la casa.

—Tengo algo que decirte, algo muy importante —Ya somos dos, pensó Ellington, pero su mente se quedó en blanco al escuchar lo siguiente—. ¡Estoy embarazada!

        Ambas permanecieron en un silencio absoluto por menos de 3 segundos, en seguida comenzaron a actuar como las chicas de preparatoria gritonas que eran 10 años atrás.

—¡Wow! ¡Muchas felicidades! —Se encontraba realmente feliz por su mejor amiga, su corazón latía rápidamente por una buena razón, cosa que no hacía desde hace tiempo.

Ashleigh la abrazó con lágrimas en sus ojos, pronto su reacción era reflejada en su mejor amiga.

—No puedo esperar a ver cómo eres la mejor mamá del mundo.

—Y yo muero por ver cómo consentirás a mi hijo, sé que no te gustan los niños pero estoy segura que serás su tía favorita, tú y Ed van a ser…. —El mero sonido de su nombre, hizo que dejara de escuchar lo demás.

        Ed, Ed, Ed, Ed, su nombre se repetía una tras otra vez, sus pensamiento regresaron al día anterior, visualizó mentalmente la hoja en blanco que le entregó, y por primera vez un pensamiento dejó helado toda su persona, ya no lo amaba, ya no se amaban.

—¿Escuchaste lo que te acabo de decir? —Esto regresó a Ellington a la realidad.

—No, perdón ¿qué decías?

—Sé que Allen me matará porque te lo preguntaré pero queremos que tú y Ed sean los padrinos de nuestro bebé.

        Las que minutos atrás habían sido lágrimas de alegría, eran renovadas por unas de dolor.

—¿Qué pasa? —Finalmente Ashleigh pudo identificar que algo no iba bien con su amiga.

—Ya no puedo más, Ashleigh, ya me cansé —Después de evitarlo todos esos días, le era inevitable dejar salir sus sentimientos a través de lágrimas.

—Respira, respira, trata de calmarte y por favor, explícame qué pasa.

—Es… Ed, no podemos seguir así, no podemos… —Entre sollozos intentó decir, su amiga rescató algunas partes y rápidamente unió las piezas.

—¿Es en serio? —Una destrozada Ellington se limitó a asentir.

        Ashleigh intentó buscar qué palabras eran las correctas para tal momento, pero le era difícil encontrarlas ¿qué le podía decir? Sinceramente, a pesar de las dudas de muchas personas, ella jamás dudó un segundo en aquel matrimonio. No podía imaginar cómo dos jóvenes tan enamorados tenían problemas, claro, un matrimonio no es perfecto, pero ver a Ellington tan destrozada le partió el alma. La castaña se dio cuenta que su amiga estaba en shock, se preocupó porque estaba embarazada e intentó calmarse.

—No tienes nada que decir, en serio, basta con que me escuches, aunque siendo sincera ni yo sé describir cómo me siento.

 

Mientras tanto, Ed al salir del trabajo, se dirigió a un parque, prefería estar en cualquier lugar menos en casa, no lo podía evitar.

Sentando en una banca, pretendía admirar el paisaje, sin embargo, su mente giraba ante la situación en la que se encontraban él y Ellington.

        Jugaba inconscientemente con su anillo de bodas, comenzaba a sentirse alérgico a éste; hacía ya varios días en los que tan sólo quería quitárselo y guardarlo.

        Se sentía horrible al pensar todas esas cosas pero no encontraba salida, parecía que todo estaba ya perdido; y aunque le aterraba, sabía que era la verdad…

¿Qué era lo que había fallado? No sabía con exactitud cómo, cuándo, ni por qué su matrimonio se había derrumbado. Así mismo el pelirrojo se esforzaba por recordar lo que sintió por Ellington, pero en esta última oración estaba una palabra clave: sintió.

        Sacudió la cabeza intentando sentir de nuevo aquel amor que una vez inundó su vida de manera increíble, poco a poco, fantasmas de recuerdos lo visitaban brevemente, uno de esos fue cuando se dió cuenta que Ellington era la indicada, ella era la persona con la que quería tener hijos y también envejecer.

        Lo terrible de todo era que los mencionados recuerdos no provocaban sentimiento alguno en él, no había nostalgia, amor, tristeza, enojo, nada. Eran simples recuerdos vacíos.

There Goes Our Love ||E.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora