¡CELOS!

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Narra Claudia

Al ver a Tomás con un gran ramo de rosas me sorprendí demasiado y abrí ligeramente la boca, además, en mi cara se formó un gesto de sorpresa.

– Hola Claudia – la voz de Tomás me hizo volver a mi y sonreí.
– Hola Tomás, qué haces aquí? – dije mientras miraba a mamá que estaba a lado nuestro.
– vine a invitarte a salir, esto es tuyo –  me extendió el ramo de rosas y yo los tome.
– Gracias pero... Ahora tengo que hacer un par de cosas y no po,
– claro que irás con Tomás, deja tus cosas para otra ocasión. – La voz de mamá se escucho fuerte y clara impidiendo que terminara de hablar. Sonreí forzadamente y me fui con Tomás.

Fuimos al parque y también por un helado estuvimos paseando por todo el parque y ya me comenzaba a aburrir, hasta...
Qué ví a Luis a lo lejos con Sarabi, estaban sentados en una de las bancas platicando muy agusto y alcanzaba a ver una que otra risita.

– Claudia estás bien – preguntó Tomás poniendo una mano en mi hombro.
– Claro perfecto.

Era obvio que no estaba bien, me carcomía los celos, los dos se veían tan felices. El enojo se apoderó de mí y me dije a mi misma que le demostraría a Luis que a mí también no me afectaba para nada no estar con el.

Tomás y yo nos sentamos en una banca y comenzamos a platicar.
Por más que quería parecer alegre no podía, el simple hecho de ver a Luis con alguien más me mataba por dentro.

Por un momento mi mente se transportó a la cuidad de los recuerdos más bonitos en dónde estaba Luis.
Comenze a recordar el día de nuestro primer beso de Luis y yo, la tarde en que estábamos en el lago y observamos el atardecer, mi primer San Valentín a su lado, el día que me dijo que le gustaba... Todos los recuerdos estaban en mi mente y me perdí del mundo entero, tan solo veía los labios de Tomás moverse, más no escuchaba lo que decía.

– Tierra llamando a Claudia, tierra llamando a Claudia. – Tomás estaba diciendo aquello una y otra vez, sonreí apenada y observé la sonrisa de Tomás.
– Pues que era lo que pensabas? – mis mejillas ardieron y Solte una risita .
– no, nada – dije levantándome de la banca y comenzando a caminar junto con Tomás.

Mientras caminabamos buscaba a Luis que no parecía por ningún lado, sinceramente no estaba enfocada en la persona que se encontraba a mi lado sino en Luis.

Estuve buscando largos minutos hasta que me cansé de buscar.
Cuando estábamos apunto de regresar a casa ví a a Luis muy cerca de nosotros mis ojos brillaron y sentí unas ganas enormes de correr hacia a el.

Pero aquello desapareció cuando observé a Sarabi limpiando le los labios a Luis,quién se había manchado de helado.
Mis mejillas ardieron y un nudo se formó en mi garganta, me quedé parada por un momento y también observé la mirada de Luis posándose en la mía. Ambos nos mirábamos fijamente cuando alguien tiro de mi y...

en milésimas de segundo mis labios se posaron encima de los de Tomás.
No accedí pero tampoco me separé de el...

Luego de que Tomás me soltará, volví a ver el lugar en donde estaba Luis y el ya se había marchado. Por mis mejillas callo una lágrima y le pedí a Tomás que me llevará a casa.

En el camino estuve callada.

– Claudia yo... Yo lo siento – susurró Tomás encogiéndose de hombros y haciendo una mueca.
– Ya pasó, no te preocupes.
– conteste mientras nos mirábamos fijamente.

Llegué a casa con unas inmensas ganas de llorar, al entrar nisiquiera ví a mamá solamente me fui a mi cuarto y me sumi nuevamente en llanto y a pesar de que mamá me preguntó que me pasaba no le dije palabra alguna.

Llegó la noche y ahora fue papá quién llegó a mi cuarto.

– Claudia que tienes? Tu madre dice que has estado mal.
– mi papá tocaba la puerta de mi recamara y después de unos segundos abrí la puerta y lo mire fijamente.
– No tengo nada. Solo me dolía la cabeza y una tristeza que no se porque la sentía... – conteste, mientras mi papá me tomo de la mano y ambos bajamos a cenar.

En la cena mis padres estuvieron hablando de negocios y otras cosas, yo estaba callada y con la comida casi intacta.
Antes de levantarme de la mesa se escucho por fuera de la casa una música romántica tocada al son del mariachi.

Todos hicieron gesto de sorpresa y yo salí con la esperanza de que fuera Luis. Pero solamente me encontré con Tomás cantando una canción acompañado de algunos mariachis.

Al terminar la canción solo quedamos Tomás y yo.
– Tomás no sabía que cantabas tan bien, – el soltó una rosita orgullosa y me tomo de la mano.
– Por ti, sacó mi mejor voz.

– Mis mejillas ardieron y sonreí sin ganas mientras el me tomaba de la mano.

– Claudia me gustas, me gustas mucho y quisiera una oportunidad contigo.

– Al escuchar eso baje la mirada.
Y recordé el momento en el que Luis me dijo lo mismo, la única diferencia era que no sentía lo mismo.

Antes de que hablara, ví un coche estacionarse al otro lado de mi casa, ví bajar a Luis acompañado también de mariachis pero...

Cuando vio a Tomás conmigo solamente escuché la voz de Luis el que casi gritaba.

– Vámonos, aquí no tenemos que hacer – la voz de Luis resonó en mis oídos, me quedé observándolo y el continuo hablando.
– Quería recuperar a la mujer que amo. Pero una vez más me equivoqué.
Por mis mejillas otra vez corrieron lágrimas y solamente susurré débilmente " Luis no te vallas " .

Observé el auto de Luis hasta perderse de mi vista y después entré a mi casa sin decir ninguna palabra.

Narra Luis

Solo en mi cuarto mirando hacia el techo,pensando en que caro estaba pagando aquella acción de indiferencia.

Trate de recuperar a Claudia, pero sólo me encontré a ella y a Tomás tomados de la mano.

No era la primera vez que los veía así como tampoco era la primera vez que trataba de recuperar a Claudia y fracasaba.

Comenze a recordar los intentos fallidos en recuperar a la que era mi novia.

La primera fue aquella vez en el patio trasero de la escuela, cuando Claudia defendió a Tomás. La segunda aunque solo me encontré con Claudia de casualidad, fue cuando Tomás le plantó aquel beso y ella no dijo nada y la tercera fue hace unos minutos, al llegar con mariachis a pesar de todo lo que eh presenciado. Pero solo ví otra vez a Tomás y Claudia.

La rabia, el enojo, la irá y muchos sentimientos encontrados se apoderaron de mi. No podía negar el gran amor que tenía hacia a ella, pero ahora el enojo,los celos y el orgullo comenzaban a entrar en mi.
También las ganas de romperle la cara a ese estúpido me dominaban.

Me levanté de la cama y camine al buró, cogí una cadena con un corazón partido a la mitad, aquella cadena me la había regalado claudia y habíamos hecho una promesa. La promesa era no dejarnos de amar nunca, y creo que eso se le a olvidado a Claudia.
Apreté la cadena con fuerza y después camine hacia la ventana de mi cuarto y avente la cadena con todas mis fuerzas al mismo tiempo que gritaba de rabia.

Después de esa acción me sumi en llanto y recordé todos los momentos junto a ella.
No podía creer que un amor así halla acabado de esa manera. Aunque yo aún la amaba como loco.

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Puñalada por la espaldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora