CAPÍTULO 5

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-Por favor, dime -le ruego haciendo un puchero.

-No -se cruza de brazos.

-Hago lo que quieras por una semana, ¿si? -trago grueso, mirándolo fijamente.

-Si fuese otra persona, aceptaría -él dice con burla- Pero esta vez no, hermanita, no me vas a chantajear.

Pongo los ojos en blancos.

-Lo repetiré de nuevo -comienzo a decir con amargura, añadiendo a continuación -: Eres cruel hermanito.

-Vete y vístete..., fea -suelta mirándome divertido dándose la vuelta, yéndose a su habitación.

-Fea tu cara -le suelto antes de cerrar la puerta, escuchando su risa escandalosa.

Cierro con seguro y busco algo que ponerme en el armario. Escogí una blusa, unas bragas de Bod Esponja y el sujetador. Busco unos pantalones vaqueros y los calcetines.

Ya vestida sin el calzado, peino mi cabello negro dejándolo suelto, ya que está húmedo.

Debería de maquillarme para cubrir las bolsas negras debajo de mis ojos, pero decido no hacerlo.

Duro más de tres minutos en encontrar mis converse, eso me pasa por dejar mis cosas en cualquier parte de la habitación y no en un sólo sitio. Salgo de la habitación y bajo las escaleras hasta llegar al último escalón y me paro en seco cuando la veo.

Chloe Williams, mi mejor amiga.

Chloe se encontraba sentada en el sofá, con su mirada fija en mí.

¿Por qué había tardado tanto?

¿Por qué se fue y no volvió luego de tantos meses?.

No sabia si abrazarla o darle una bofetada por no llegar antes.

Lo sé, nunca la golpearía.

Pero no hago ninguna de las dos opciones. Me quedo paralizada sin reaccionar, ella se levanta y da un paso hacia mí. Me sonríe y en un segundo ya la tengo apretando mi cuerpo al suyo, en un abrazo.

Chloe se había ido hace más de tres meses a Manhattan a visitar a su abuela que se encontraba enferma.
Estaba estudiando a distancia y como es el último año no podía perder los exámenes finales.

Ella es simplemente hermosa, cabello rubio, ojos color avellana, piel de porcelana, es delgada con unas increíbles curvas y una cabeza más alta que yo. Tiene diecisiete años.
Es encantadora, todo lo contrario a mí. Cualquier chico que se cruza con ella, la invita a salir, pero ella es dura como una roca.

-No cualquiera podrá entrar en mi corazón .

Siempre termina diciéndome esas palabras.

La abrazo con fuerza y escondo mi cara en su hombro. Estoy feliz, pero también triste. Feliz por su regreso, pero triste porque aún no sabe lo de Brian.

Brian ha desaparecido hace unas semanas, ella no estaba aquí, dudo que lo sepa.

-Te extrañé -susurré con la voz ronca sin poder pronunciar algo más.

Me separé de ella y la miré a los ojos.

-Yo te extrañé a ti -dijo sonriendo.

Sin poder evitarlo una lágrima rueda por mi mejilla, mis labios empiezan a temblar, y niego con la cabeza.

Su sonrisa desaparece.

-Melody, ¿Qué pasa? -preguntó con preocupación en su voz.

Trato de sonreír para no hablar sobre eso, pero fallo en el intento.

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