CAPÍTULO 8

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A la mañana siguiente.

Me levanto a eso de las seis.
Me ducho y escojo una blusa negra, jeans y mis converse de siempre. Ya vestida, tomo la bolsa con el bañador, y todo lo que necesito para ir a natación.

Bajo las escaleras rápidamente.

Faltaba veinte minutos para empezar la práctica.

—Buenos días —saludé a mis hermanos quienes estaban sentados en la sillas frente a la barra con un tazón de cereal.

Dejo la bolsa sobre la barra, tomo un tazón y me sirvo el cereal. Cuando termino, me siento al lado de Marcus.

—Buenos días, fea —saluda Marcus con una ligera sonrisa en sus labios.

Se inclinó hacia mí, dejando un beso suave sobre mi frente y luego se acomodó en su sitio.

—Hola, Melody —saluda, Mason, que no disimuló su noto cortante.

Lo ignoro y termino de comer.

—Hoy te llevaré. Mamá, salió hacer las compras —comentó Mason.

Asiento con la cabeza. Me levanto y dejo la taza en el fregadero.

—Te esperaré en el auto —digo, mis ojos cayeron sobre él, en su atuendo. Dios, hermanito. Hoy vestía un traje negro y camisa blanca.

Se veía tremendamente guapo.
Miro hacia arriba y él tenía una sonrisa egocéntrica formada en sus labios.

¡Demonios! ¿Qué me está pasando, las hormonas me están traicionando?,¿me cayó mal el baño caliente?.

—Pásame las llaves —me traiciona la voz cuando mis ojos se encuentra con los suyos.

Él saca sus llaves y no disimula su sonrisa, pero no me lanza las llaves hasta que dice:

—Sé que soy guapo, pero no es para que mi propia hermana me mire de esa forma —soltó una risita.

Que vergüenza, amiga

Habla mi subconsciente.

Cállate, amiga.

Me lanza las llaves y la atajo exitosamente.

Le saco el dedo corazón y me marcho de allí antes de que Marcus diga una de sus bromitas.

Llego al auto y entro en el lado del acompañante.

Después de varios minutos veo salir a, Mason, por la puerta principal con mi bolsa de natación en su mano. Entra cerrando la puerta y me lanza la bolsa que cae sobre mi regazo.

—Eres un egocéntrico —mascullé— Te miraba porque...

—Porque soy extremadamente guapo —soltó con una pequeña risita burlona.

—Tienes ese ego muy alto, hermanito —niego con la cabeza riendo.

Arranca el auto, saliendo del garage.

—Recuerda que soy Mason Sanders. Un empresario de tan sólo veintitrés años guapo y sexy.

Solté una carcajada al igual que él.

—Estás completamente loco.

—¿Qué haces con un loco en un auto que no es el tuyo, descuidando tu seguridad? —masculló.

Me encojo de hombros.

—Gracias por sacarme una sonrisa —me vuelvo hacia él quien tenía una ligera sonrisa en sus labios.

—Haré lo que sea por verte feliz, Melody —susurró mirándome por unos segundos y luego regresando su mirada a la carretera.

Le sonrío, él me mira de nuevo y sonríe.

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