CAPÍTULO 6

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Louisville, Kentucky
Junio/5

BRIAN LAWRENCE

Toda mi vida la he pasado en una jaula con leones dentro.

Sentir cada día el odio hacia mí y dormirme en un mar sin sueños, es lo que vivía los 365 días del año.

Siempre decido ir hacia Melody, mi mejor amiga, quien es la única que logra hacerme sentir bien. Hoy decidió hacernos feliz por un momento, o, tal vez fui el único en serlo.

Quise detenerme, pero fue en imposible. Al momento de volver a casa, todo deja de ser un arcoiris y se vuelve en un gris muy intenso.

Escuchar los gritos de mis padres y ver llorar a mi hermana, me llena de dolor e impotencia. Ver como todo lo que he armado en mi vida se desmorona en un segundo.

Ella no sabe cuanto he sufrido por culpa de mis padres, bueno en realidad si que lo sabe. Ella al igual que yo, hemos sufrido por la culpa de esas dos personas que nos han hecho la vida miserable.

He salido corriendo sin que ellos notaran mi presencia. Corro por las calles del vecindario, con la respiración acelerada y el sudor recorriendo mi frente. Corro sin mirar atrás hasta llegar a mi refugio, el río Ohio.

Me siento sobre la arena y observo más allá de los reflejos de la luna que alumbra el lugar.

El dolor que siento me aterra, me atemoriza.

Y grito

Grito de la rabia,

Grito del dolor,

Grito del ahogo,

Grito sin que nada quede dentro,

Grito para ser libre.

Cada mañana me levanto sintiendo que soy insuficiente, que no valgo la pena.

¿Otro intento de suicidio?

¿Otras cicatrices?

¿Otras heridas?

¿Por qué lo haría?

Nadie sabe que es difícil luchar con este tipo de pensamientos.

Sólo los que son suicidas.

Y uno de ellos, soy yo.

Tener en mente cada plan de suicidio es con algo que lucho para no terminar muerto: ahogado en mi propia tina, con la sangre brotando de mis muñecas o simplemente dejar de existir por varios potes de píldoras.

A veces no puedo seguir, a veces me cuesta respirar. Todo es una mierda.

Sólo queda crear más escenarios en mi mente cuando los pensamientos suicidas regresan.

Nada es fácil en este mundo, ¿por qué no me lo advirtieron?

¿Por qué no me dijeron que el dolor en el pecho es mucho más fuerte que el dolor físico?

Que el dolor en el alma duele aún más cuando tienes que callar.

Sólo necesito a alguien que me salvé. Que venga y me abrace porque estoy devastado y cansado. Necesito que alguien note las luchas por la que he estado pasando. Sólo necesito una ayuda para poder avanzar y todo esto habrá acabado.

Mi historia es triste y deprimente.

¿Quien querrá conocerla, sin esperanzas y sin logros?.

Lágrimas caen por mis mejillas y los sollozos me desgarran el alma.

Y vuelvo a caer en el infierno constante sin fuerzas para seguir.

Lentamente estoy perdiendo la luz en la oscuridad.

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