CAPÍTULO 2

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—Para mí no es un gusto, Ryan Foster
—solté de mala manera.

Él suelta una carcajada sarcástica.

—Creo que no te enseñaron que escuchar conversaciones ajenas, es de mala educación —dice cambiando el semblante a uno serio.

Me encojo de hombros, quitándole importancia a lo que me dice.

—¡Guao, que bonitas! —exclama.

Entrecierro mis ojos en su dirección pero él tiene su mirada en otro lugar, sigo su mirada hasta donde él observaba

Diablos.

Él veía mis pies o a mis ridículas pantuflas.

—Muy lindas —el sarcasmo en su voz es más que evidente —¿por qué elegiste exactamente esas?

Señala con su dedo índice mis pantuflas, que hace dos años atrás me parecían lo mejor del mundo, pero ahora me da vergüenza ternalas

¡Son de unicornios!

—¿Qué edad tienes?, ¿doce? —se burla de mí aún con esa estúpida sonrisa.

Me hundo en la polvorienta alfombra, avergonzada porque él me haya visto usando estas ridículas pantuflas. No es cualquier persona quien se está burlando..., es nada más y nada menos que, Ryan Foster, alias el rompe corazones.

Fue mi primer amor, para aclarar mejor amigo de mi hermano mayor. Es la persona que le dirá a sus amigos que la hermanita de Mason usa aún pantuflas de unicornios.

Grito para mis adentros: <<¡¿Por qué carajos volvió?!>>

Dejo de mirarlo, quitando mi mirada de la suya, sentía mi cara arder de la vergüenza. Miro hacia otro lugar, evitando cualquier contacto visual.

Ryan Foster, hombre de veinte años de edad, estudiante de la NYU. Hace más de tres años se fue a Nueva York junto a su familia por problemas que no reconozco.

Un patán para ser más breve, o bueno lo era cuando me rompió mi pobre corazón.

Él cuando se enteró que era mi primer amor, hace más de ochos años atrás, me hizo la vida miserable.

Él tenía doce años y yo ocho cuando le contó a todos sus amigos y a mis amigos sobre mi obsesión por él, fue lo peor que pudo haber hecho.

En el cumpleaños numero nueve de Chloe. Después de haber partido el pastel, me senté en el sofá viendo a los niños correr y saltar de un lado a otro. Un niño se para frente de mi, causando que no pueda ver más a los niños jugar.

Hola me llamo, Christian
saluda el niño con una adorable sonrisa.

Hola me llamo, Melody saludé, devolviéndole el gesto.

Se sentó a mi lado, hablamos de nuestros padres y amigos. Conoce a mi mejor amigo, es bueno saber que tenemos amigos en común.
De pronto empezó hablarme acerca de su familia, pero luego cambió el tema de conversación y terminó hablando de su gran amor por mí. Incómoda miraba de un lado a otro, buscando con mi mirada quien me podría rescatar, no es por nada, el niño es muy tierno, lindo pero es raro que me hable de su "amor".

La puerta principal se abre revelando aquél niño unos años mayor que yo, rebelde de ojos azules y cabello rubio, el niño de mis sueños, Ryan,
habia llegado tarde como siempre lo hace en estos tipos de reuniones después de haber partido el pastel. Ryan reunió a todos los niños en la sala para decirles algo muy "Importante".

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