CAPÍTULO 25

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Antes de centrar mi mirada en Marcus que está parado frente a mí, mi mirada se dirige a la persona detrás de él

-Brian.

Brian se encuentra detrás de Marcus con sus ojos fijos en los míos.

¿Brian estás vivo o de nuevo es una alucinación?

No podía respirar, sentía como mi cuerpo se desvanecía, mis rodillas se debilataban. Unos brazos me toman antes de caer, veía borrosamente la figura de una persona que realmente conocía y extrañaba.

-Melody, no cierres tus ojos.

La voz de Brian fue lo último que escuché antes de que todo se volviera

Oscuro.

Corrí, corrí lejos de la persona que venía detrás de mí. El pasillo se alargaba aún más, no podía respirar, necesitaba parar.

Me detuve frente a una puerta, los focos parpadeaban antes de fundirse. Giré mi cabeza para ver al hombre correr con el arma filosa en su mano. Abrí la puerta y entré cerrandola, pero la cerradura estaba dañada. Con desesperación traté de que se cerrara pero no.

Me volteé y vi en donde me encontraba.

Una habitación con solo una lampara alumbrando la oscuridad. Mi mirada se dirige al escritorio, avanzo un par de pasos y puedo ver desde mi distancia un retrato con dos personas sentadas en un muelle.

Frunzo el ceño cuando me doy cuenta que en la foto estamos Brian y yo.

¿Pero qué...

Me vuelvo a la puerta cuando siento pasos acercarse, cuando se intenta abrir corro para detener a la persona que quiere entrar pero caigo cuando empujan la puerta fuertemente.

Me arrastro en el piso mirando como la puerta se abre lentamente y revela a la persona que ha estado siguiéndome todo este tiempo

Isaac Lawrence.

-No, no, no, no...

Me arrastro en el piso cuando lo veo avanzar hacia mí. Me agarra de mi cabello y acerca su cara a la mía, luego se aleja de mi cara y sonríe antes de que mi cara se estrellara contra la pared.

Gimo del dolor

Me suelta y volteo a verlo con una sonrisa maliciosa.

-Bienvenida a casa querida Melody.

Abro mis ojos encontrándome en mi habitación, me siento en mi cama con la respiración agitada y mi cuerpo completamente tembloroso. Trato de moverme pero no puedo o algo me detiene. Miro hacia mis piernas y puedo ver un brazo que rodea mis muslos y un nido de cabello oscuro sobre mi regazo, mis labios empiezan a temblar.

Se remueve dejándome ver una parte de su rostro, ya que la otra estaba tapada por sus rizos. Sus ojos se encontraban cerrados, sus labios entreabiertos y su respiración lenta.

Su pecho subía y bajaba lentamente.

Con mis dedos aun temblorosos, aparto sus rizos a un lado para poder ver su suave piel pálida. Sonrío entre lágrimas.

-Estás aquí,-mi voz se rompe, acariciando su mejilla delicadamente - junto a mí.

Él abre lentamente sus ojos, me mira por unos segundo, se separa y se incorpora sentándose frente a mí con sus piernas cruzadas. Me mira aún adormilado, me sonríe y lo único que quiero es abrazarlo pero tengo miedo de que sea un sueño

Un sueño y no la realidad.

-Te extraño -mi voz me traiciona -, te extraño mucho.

Acerco mi mano a su rostro, acaricio sus rizos que caen ligeramente en su frente. Él me mira con sus ojos enrojecidos y una sonrisa adornaba su rostro. Luego bajo mi mano a su mejilla, tocando su piel, acuno delicadamente su mejilla.

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