CAPÍTULO 12

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Dos días después.

—¿Cómo te encuentras hoy, Melody?—preguntó el Doctor Langford cuando ya estaba sentada frente a su escritorio.

Me encontraba en la Clínica Langford. Había tenido una supuesta "Pesadilla". Lo llamé para pedirle una cita no consultada con mis padres, tomé un taxi y llegué después de una hora. Quería hablar con él y aceptó.

—Bien..., eso creo —expresé mirando el escritorio sin querer mirarlo a los ojos—. He tenido nuevamente una alucinación —trago grueso antes de preguntar—: ¿Es normal lo que me está pasando?, lo he visto a través del espejo, lo he visto Doctor Langford. Sus heridas... —niego con la cabeza, haciendo una pausa para poder continuar—, su cabello se encontraba sucio, tenía hematomas en su rostro, su labio inferior partido. Me miraba con desesperación, pero cuando regresé a verlo, ya no se encontraba.

—¿Sientes resentimiento por él?  —cuestionó— ¿por su partida?

—No —renegué.

—Imagino que te lo has pasado mal, y sin poder contárselo a nadie —dijo el psicólogo

—Me lo he pasado muy mal Doctor —empecé a balbucear—. No, no le he contado sobre mis problemas a ninguno de mis amigos.

—Cuéntame más sobre eso.

—La relación con mis amigos es algo diferente, es decir, sólo nos hablamos cuando hay alguna fiesta —dije tímidamente. Pero enseguida cambio de tema—: He venido a contarle sobre otra cosa. Algo más importante para mí —dije con voz baja— Es sobre Brian... Encontraron algunas de sus pertenencias. Tengo miedo... —confesé—, miedo de que encuentren su cuerpo sin vida.

Después de la consulta. Salgo de la Clínica y camino hacia la parada de bus, ya que los taxis no estaban disponibles. Hoy era un día lluvioso, pero no me quedaba de otra.

Saco mi celular y los auriculares, busco la carpeta "La cien canciones que me recuerdan a ti". Le doy play.
Michael Scholte - Someone. Es la primera en reproducirse.

Empiezo a caminar.

Llego a la parada. No hay muchas personas esperando el bus, sólo dos personas sentadas en la banca y dos de pie.

Me siento al lado de un señor mayor de unos cuarenta, lo saludo por educación y miro al cielo que se encontraba nublado a punto de llover.

Me gusta los días grises, pero me recuerdan cuando Brian me dijo que odiaba la lluvia.

Él odiaba la lluvia lo hacia sentir melancólico. Cada vez que llovía iba a casa de mis padres, cerraba las persianas y colocaba música. Yo sólo me acostaba en la cama y lo veía caminar, bailar y cantar. Lo hacia para apaciguar el sonido de la lluvia, pero era en vano.

No me gusta la lluvia chasquea la lenguaes ruidosa, fría y por último...comenta sentándose frente a mi—, la recuerdo a ella.

Me remuevo incómoda en mi lugar, apoyo mi espalda en el cabezal de la cama y él se encontraba sentado en el borde de la cama frente a mí.

Es como si regresara a ese momento... —me mira con sus ojos grises conteniendo las lágrimas, cuando la perdí.

¿Me contarás algún día qué sucedió? pregunté.

Lo haré Mely, lo haré.

Extiendo mi mano para tomar la suya, cuando la toma entre la mía, tiro de él hacia mí y lo abrazo. Él esconde su cara en mi cuello y siento su respiración agitada chocar contra la piel del mismo. Él comienza a llorar y siento como resbalan las lágrimas por mi clavícula y hombro.

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