Sentir

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Sentía sus manos recorrer mi piel como si se tratará de una brisa fría, me erizan la piel allí donde toca.

Sus ojos brillaban de excitación y dulzura era una mezcla exquisita.

Sus besos eran adictivos y voraces, consumían todo de mí.

Mi corazón latía fuertemente en mi tórax y la adrenalina, la excitación me recorren todo el cuerpo.

Desperté sudando, sintiendo la frustración llenar mi cuerpo porque se sentía tan real pero solo era otro sueño más. Anhelaba que dejara de ser un sueño y se volviera realidad.

Lo vi esa tarde y me mordí los labios, apreté mis piernas una a la otra de manera inconciente, mis pezones se pusieron firmes.

Lo deseaba tan fervientemente que iba a  enloquecer de no estar entre sus brazos, con sus besos, sus toques; necesitaba su calor.

De nuestra capacidad de entrega, de nuestras chispas, de bajar al infierno para luego subir al cielo, lo vi caminar hacia mí como pantera tras su presa, su mirada me devoraba, me encendía y prometía un juego interminable de pasión y deseo.

El sabía provocarme, sabía leerme, conocía mis más profundas fantasías y las hacia realidad.

La entrega era sublime con él porque se convertía en un demonio lleno de ansias voraces por consumirme sin contemplaciones pero también se convertía en un ángel capaz de llevarme a las esferas más altas del cielo, dejándome allí en ese limbo de éxtasis.

Recopilación de Relatos CortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora